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El Madrid se gradúa en el Palau

Gracias a los misiles de Sergio Rodríguez, el equipo de Laso se impone al Barça (69-75) e iguala a uno la eliminatoria

Felipe Reyes entra a canasta ante Fran Vázquez.
Felipe Reyes entra a canasta ante Fran Vázquez.RODOLFO MOLINA (AS)

El Real Madrid se ha hecho mayor y ningún sitio mejor para reivindicar su mayoría de edad que el Palau Blaugrana. En las peores condiciones posibles, 48 horas después de llevarse un disgusto mayúsculo y con el Barcelona aplicándole lo mejor de su repertorio defensivo, sacó lo mejor de sí mismo para dar la vuelta a un partido y a una final que parecía decantada.

Casi un cuarto de hora con su productividad ofensiva bajo mínimos le habían colocado al Madrid al borde del abismo. No solo por la diferencia en el marcador (65-56) y por lo poco que quedaba, seis minutos, sino porque la defensa azulgrana le había desenfocado totalmente. En estas estaba cuando apareció su ángel salvador, de nombre Sergio Rodríguez. Lo del canario en estos playoffs lleva camino de congraciarle definitivamente con el baloncesto y recuperarle para la causa. Sin haber perdido esa capacidad para dinamizar los partidos, encontrar huecos donde no parece haberlos o dar pases que solo él es capaz de ver, ha añadido a su repertorio un acierto en los triples de tirador de primer orden. Cuando más atascado estaba el Madrid, cuando las pocas canastas que lograban costaban un mundo, metió dos misiles que no solo metieron a los blancos en el partido, sino que impactaron en la línea de flotación anímica del hasta ese momento sólido Barcelona, que se puso a temblar.

BARCELONA, 69 - R. MADRID, 75

Barcelona Regal: Huertas (10), Eidson (-), Mickeal (10), Lorbek (22) y Vázquez (11) -quinteto inicial-; Navarro (11), Sada (-), C. J. Wallace (1), Ingles (2), Ndong (-) y Rabaseda (2).

Real Madrid: Llull (5), Suárez (3), Syngler (8), Velickovic (5) y Tomic (12) -quinteto inicial-; Pocius (2), Reyes (6), Rodríguez (14), Carroll (10), Mirotic (10) y Begic (-).

Parciales: 21-20; 19-20; 16-9; y 13-26.

Arbitros: Hierrezuelo, Pérez y Jiménez.

Palau Blaugrana: 7.151 espectadores. Resultado global: 1-1. Tercer partido, en Madrid: lunes día 11 (20.00, TVE-1).

El toque de trompeta de Sergio Rodríguez fue se secundado por Carroll y Mirotic, al que encontró el tinerfeño en una esquina, y otros dos triples consecutivos sellaron un inaudito parcial (1-14) y colocaron al segundo acto donde ya estuvo el primero. Solo que esta vez no hubo tiempo para un milagro tipo Huertas. La forma y manera en la que el Madrid ha igualado la final no dejaba de tener su lógica, pues si algo le mantuvo vivo fue su acierto en los triples, mina de la que lleva sacando réditos desde hace tiempo.

Por lo que parece, esta serie no da la impresión de estar por la labor de premiar la regularidad, sino la contundencia. Si nos atenemos al tiempo de dominio del juego, el Madrid mereció más en el partido inaugural, como el Barcelona en el segundo, donde sin duda fue mucho más reconocible. Liberado por el triple de Huertas, los azulgrana tuvieron otro pulso desde el inicio. Precisamente el brasileño fue uno de los más activos, y cuando Huertas se mueve, el Barça se mueve. Aunque Navarro siga algo pálido. Pero está Lorbek, que hizo un partido soberbio. Le jugó a su ritmo al Madrid durante los dos primeros cuartos (40-40) y cerró todas las vías hacia su canasta a partir del tercer cuarto.

El equipo blanco ha demostrado un poder de gestión que definitivamente le coloca a la altura de sus grandes rivales

Al fin y al cabo, si hay algo donde ha cimentado el Barcelona su dominio del baloncesto español en los últimos años, ha sido con su eficacia defensiva. Con el Madrid atascándose cada vez más, fueron construyendo una ventaja que era más ostensible en la sensaciones que en el marcador, pues nunca superó los 10 puntos. Hasta que Sergio Rodríguez decidió cargarse al equipo a la espalda y silenciar un ruidoso Palau.

La final adquiere una nueva dimensión. El lunes se reanuda en Madrid con la sensación que llegarán grandes emociones. Los madridistas han hecho los deberes y pueden resolver ante su público, objetivo fundamental del viaje a Barcelona. Curiosamente, perdieron cuando jugaron muy bien y ganaron con una versión menos lujosa. Pero tanto un día como otro, han demostrado una madurez, un saber estar, un poder de gestión que definitivamente le colocan a la altura de sus grandes rivales.

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