Cav pide la expulsión de Ferrari
“A mí me han echado de algunas carreras por menos”, tuitea el campeón del mundo
A los 26 años, Mark Cavendish, el chaval terrible de los sprints hasta hace nada, habla ya como un viejo. Quizás sea la paternidad (su Delilah, homenaje a Tom Jones, tiene un mes, y su madre, la modelo y chica de la página tres Peta Todd la pone todas las tardes delante de la tele para ver las etapas de su padre), quizás sea la responsabilidad y la soberbia de sentirse campeón del mundo, quizás sea el jaleo con que lo jalean todos los anglosajones del pelotón, pero Mark Cavendish no es lo que era. Ahora habla, o tuitea, como los ciclistas a los que antes provocaba o derribaba con su estilo agresivo en las llegadas, y el de su compañero Renshaw. Si la víspera de su caída, poco después del primer sprint del Giro, que ganó en Herning, Cav tuiteaba sobre la “falta de respeto” que se vive en los últimos metros, y cómo a él, el campeón, le obligan a pelear por el espacio, tras el segundo sprint, aquel ganado por Goss y en el que a él lo derribó el italiano Roberto Ferrari, el ciclista de Man explotó y solicitó que expulsaran de la carrera directamente al infractor.
Si en su primer tuit tras la etapa -“¡Uff! Chocar a 75 por hora no es agradable, ni tampoco contemplar la maniobra de Roberto Ferrari. Debería avergonzarse de haber derribado a los maglia rosa [Phinney], roja y la de campeón del mundo [él mismo las dos]”-, el paso del tiempo, el alud de tuits de compañeros anglosajones (Millar, Thomas, Renshaw…) pidiendo un castigo ejemplar para Ferrari, cuya maniobra consistió en intentar adelantar por la derecha sin retrovisor y sin ver, por tanto, que Cavendish llegaba lanzado por ese carril, calentaron lo suficiente al fogoso inglés para que este acabara pidiendo también la expulsión del Giro del italiano. “¿Van a hacer lo que tienen que hacer la UCI o el equipo de Ferrari? A otros corredores, y también a mí, les han enviado a veces a casa por menos”, leía su último tuit sobre el tema.
Seguramente, su respuesta y su petición estaban también condicionadas por la indiferencia con la que reaccionó Ferrari, que ya tiene 29 años y que ha echado los dientes en la carretera como gregario y miembro del tren de Petacchi. “Yo no tengo por qué mirar atrás”, dijo el italiano, descalificado por el jurado hasta el último lugar de la etapa y que arrancó por delante de Cavendish en el sprint. “Un sprinter tiene que mirar siempre adelante”.
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