Después de 360 millones, Drogba

Una voz atronadora repetía, una y otra vez, en dirección al colegiado noruego Tom Henning Ovrebo y después frente a las cámaras televisivas: “¡It’s a fucking disgrace! It’s a fucking disgrace! (¡Es una maldita desgracia!)”. Tardará Didier Drogba (Abiyán, Costa de Marfil; 1978) en olvidar la eliminación de su equipo, el Chelsea, a manos del Barça hace tres años. Un episodio grabado a fuego en la memoria del atacante, por más que el marfileño se aferre a otros capítulos de la serie que han protagonizado ambos equipos en la última década. “No todo son malos recuerdos con el Barça. Más que en lo que pasó aquel año, prefiero pensar en lo que pasó las otras veces que hemos jugado contra ellos”, asegura el africano, a sus 34 años todavía capital para el Chelsea, que encuentra en su veteranía y su despliegue por todo el ataque un filón.

Es muy pícaro: busca muy bien las espaldas y aprovecha la confusión Cuéllar, defensa del Aston Villa

Parecen no avanzar las manecillas del reloj para Drogba, hercúleo como pocos. “Si acomoda el balón, date por perdido”, dice John Terry. “Sigue siendo el referente. No es quizá tan potente como antes, pero ha sabido buscar su espacio. Los últimos partidos los está sacando él”, ahonda a través del teléfono Carlos Cuéllar, central del Aston Villa. “Es un trascinatore, ese tipo de jugador que arrastra al grupo dentro y fuera del campo. Gennaro Gattuso era el trascinatore en el Milan. En el Chelsea, Terry y él adoptan ese rol”, comentó en su día Carlo Ancelotti.

Consciente de ello era Mourinho, que trató de reclutarlo para el Inter cuando emigró a Milán, como también lo fueron Luiz Felipe Scolari, Guus Hiddink, Abraham Grant o Andre Villa-Boas. Como lo es Roberto di Matteo. El preparador italiano ha devuelto los galones a la vieja guardia, entre la que se encuentra Drogba, acostumbrado a lucir el brazalete en ausencia de Terry y Lampard y que ya acumula 100 goles en la Premier desde que fichase por el club en 2004. Solo cinco -en 22 encuentros- acumula este curso en la Liga, pero a los que deben añadirse cuatro más -en cinco choques- en la Liga de Campeones y otro en la FA Cup. “Es muy físico, le encantan los balones divididos. Pero, además, es muy pícaro, busca muy bien las espaldas y aprovecha la confusión”, remarca Cuéllar.

No halla Abramovich un atacante de su calibre, por más que tire de talonario año tras año. Desde que tomara las riendas del club en 2003, Abramovich ha desembolsado 360 millones en delanteros. Pero Drogba sigue siendo el jefe. No cuajaron plenamente Crespo (26 millones), Mutu (20), Kezman (8), Shevchenko (46) o Anelka (20). Y Torres (58 millones) tampoco ha enlazado la titularidad. Sí parece haber tomado vuelo Daniel Sturridge (6), aunque no es un cañonero puro, y apenas se le ha dado carrete al prometedor Romelu Lukaku (22), que exhibe una carrocería de acero muy similar a la de Drogba y martillea.

Piqué deberá verse las caras hoy con el ariete. “Nunca lo había pasado tan mal”, expuso el 3 del Barça después de medirse a él en el envite de vuelta de 2009. “Es muy importante que no le dejen girarse y no le hagan faltas al borde del área. Le pega muy duro”, advierte Cuéllar, confiado en que el Barça resuelva la eliminatoria. No así Drogba. “Son el mejor equipo y tienen al mejor jugador del planeta, pero ya hemos vivido muchos partidos de este tipo. Sabemos cómo jugarlos. Lo que pasó entonces es parte del pasado”, advierte el africano, al que poco le pesa la partida de nacimiento, capaz de mediar en la guerra civil que azotó a su país -consiguió que Costa de Marfil disputase un encuentro en Bouaké, la capital rebelde-. Una perforadora sin fecha de caducidad, cuarto artillero histórico de los blues con 152 redes en total, solo por detrás de Tambling (202), Dixon (193) y Lampard (182). Siempre con la guadaña a punto, siempre al quite en el ataque del Chelsea. De principio a fin.