La ansiedad puede con el Málaga

Un Málaga ansioso e intermitente dejó escapar en La Rosaleda dos puntos vitales para clasificarse para la Liga de Campeones por la puerta grande. En una jornada en la que sus rivales directos por la Champions —Valencia y Levante— fueron derrotados, los de Pellegrini no fueron capaces de doblegar a una Real Sociedad que, sin nada que ganar ni que perder, aprovechó la siesta de los locales tras la reanudación para empatar.

Los malaguistas acusaron el esfuerzo de tres partidos en una misma semana en mayor grado que los guipuzcoanos. En la primera parte, Isco, un jugador en fase ascendente desde el inicio del campeonato y cuyo límite todavía no se vislumbra, decantó el partido a favor del Málaga justo cuando el juego de los locales adoptaba una textura fangosa. En el minuto 20, el organizador recortó a Elustondo y desde fuera del área lanzó un zapatazo que entró por la escuadra de Bravo previa escala en un hombro de Ansotegui. En ese momento, los de Pellegrini, que se habían dedicado a controlar el partido sin grandes aprietos, imprimieron mayor velocidad al juego. La rapidez y la claridad de ideas fueron un espejismo de pocos minutos.

Parecía que tras el tanto de Isco y la expulsión de González el partido estaba ya decidido. Sin embargo, los malaguistas, físicamente mermados, se descuidaron. Una falta sin mucho sentido de Maresca en el medio campo propició que Xabi Prieto empatara el encuentro casi tras salir del vestuario. A partir de ese momento, los locales se lanzaron al ataque en oleadas inconexas, y las ocasiones se multiplicaron pero siempre se topaban con el derroche defensivo vasco o con las manos de un Bravo acertadísimo. Los donostiarras, que habían vencido en cuatro de sus últimas cinco visitas a Málaga, estuvieron a punto de seguir la tradición con un contraataque de Xabi Prieto desbaratado por un fino Rubén. En el tiempo añadido, Demichelis consiguió marcar, pero González González apreció un fuera de juego muy polémico.