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Tiger pierde los nervios

Woods da una patada al palo por uno de sus muchos fallos y acaba muy lejos de la cabeza

J. M.
Tiger le pega una patada a su palo este viernes (segunda jornada).
Tiger le pega una patada a su palo este viernes (segunda jornada).J. S. (AFP)

Fue una imagen insólita. Tiger Woods, el hombre que controlaba cada aspecto del golf con la facilidad de un robot, tiraba el palo al suelo después de una mala salida en el hoyo 16 y le daba una patada, rabioso, víctima de la frustración, impotente.

Era su enésimo fallo de una jornada que acabó con 75 golpes, su peor resultado en el Masters desde 2004. Era un Tiger irreconocible, la sombra de aquél que ganó hace dos semanas el Arnold Palmer Invitational, su primer torneo en dos años y medio. Si el primer día ya dijo que se había entrenado muy mal, y fue el segundo peor jugador del torneo en calles cogidas, solo un 42%, en la segunda ronda se vio a un jugador fuera de sí, mal con los hierros y en el green. “Desde luego, no ha estado fino”, resumió Jiménez, compañero de partido y testigo del puntapié de Tiger al palo.

“Intenté darlo todo en cada hoyo, estar concentrado en el próximo golpe, pero fue difícil”, resumió Woods. Al Tigre ni siquiera le trajo suerte la presencia en el campo de su madre, Kutilda, que suele acompañarle en los torneos grandes. También lo hacía su padre, Earl, pero en Augusta se quedaba en una casa y veía el torneo por televisión. Kutilda siguió a su hijo junto al presidente de Nike, Phil Knight. Ni a la madre le gustaría el comportamiento de su hijo ni al empresario el rendimiento de uno de sus iconos mundiales. Ahí estaban las dos personas que representan el universo Tiger. El mito y el hombre. La compañía que le ha ayudado a convertirse en el primer deportista mundial en ganar 1.000 millones de dólares, y su madre, ante quien pidió públicamente perdón por sus escándalos matrimoniales en un acto de penitencia.

Kutilda, madre de Woods, a la derecha, junto al presidente de Nike, Phil Knight.
Kutilda, madre de Woods, a la derecha, junto al presidente de Nike, Phil Knight.REUTERS

Tiger acabó por casi no ver ya sus golpes, presa de la ansiedad y de las ganas por acabar el día, a ocho golpes de la cabeza. Aunque alguien como él nunca se da por vencido.

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Sobre la firma

J. M.
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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