Cuando Tiger quiso ser el soldado Woods
Hank Haney, extrenador del Tigre, cuenta en un libro cómo el golfista se obsesionó por lo militar
Tiger Woods se planteó dejar el golf y dedicar su vida a convertirse en un Navy SEAL, soldado de un cuerpo militar de élite del ejército de los Estados Unidos. Así al menos lo cuenta Hank Haney, su entrenador entre 2005 y 2010, en el libro El gran error. Mis años entrenando a Tiger Woods, que sale a la venta esta semana, ante el inicio mañana del Masters de Augusta, y parte de cuyo contenido ha adelantado la revista Golf Digest en su número de abril.
Según Haney, Tiger se obsesionó hasta tal punto por lo militar en 2007 que los durísimos entrenamientos que llegó a realizar pudieron castigar gravemente su rodilla izquierda y afectar a su objetivo de alcanzar los 18 grandes de Jack Nicklaus –Woods suma 14, y el último lo ganó en 2008, totalmente cojo en el desempate final del US Open-. Así lo cuenta Haney: “2007 fue cuando Tiger empezó a perder la alegría de jugar y empezó a mirar a su carrera como algo con lo que quería acabar de una vez. Y la señal más obvia fue su creciente obsesión con lo militar. Su fijación realmente explotó cuando jugó a un videojuego de los SEALs. Tiger se ponía los auriculares, a través de los cuales un comandante animado le daba órdenes para la próxima misión. El objetivo era ir superando pruebas cada vez más difíciles. Tiger estaba totalmente inmerso, sentado en el borde del sofá, tan intenso y concentrado como si estuviese disputando un grande”.
Tiger pasó pronto de la pantalla a la realidad. Antes, después del Masters de 2004, ya había realizado un entrenamiento de cuatro días junto a un cuerpo de operaciones especiales en Fort Bragg, en Carolina del Norte. Pero entonces se metió de lleno en ese mundo, en muchas ocasiones con actividades y concentraciones que solo conocía la marina estadounidense. Tiger practicó el lanzamiento en paracaídas (a veces 10 veces al día), los combates cuerpo a cuerpo, las carreras de varios kilómetros con pesadas botas, ejercicios en un túnel de viento y el tiro. Ya tenía conocimientos avanzados de submarinismo y aseguraba que podía mantener la respiración durante cuatro minutos. De una manera clara, Tiger veía en ello una conexión muy directa con su padre, Earl, que fue teniente coronel en las Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos y que había servido en Vietnam. El mismo Earl utilizó ya la disciplina y las tácticas militares para comenzar a enseñar a su hijo a jugar al golf siendo un niño, y le llamaba Tiger en honor a un compañero en la guerra, el coronel Tiger Phong. Earl, por ejemplo, dejaba caer la bolsa de palos o le molestaba cuando el pequeño iba a golpear la bola.
Tiger practicó el lanzamiento en paracaídas, los combates cuerpo a cuerpo, las carreras con pesadas botas, ejercicios en un túnel de viento y el tiro
Woods se entrenaba con el ejército, veía el Canal Militar y vídeos de demolición submarina, y contrató a un exSEAL como guardaespaldas privado para él y su familia. Haney, preocupado, le escribió: “Necesitas sacar eso de los SEALs fuera de tu organismo y limitarte a jugar a Navy SEAL en los videojuegos. Puedo decir por la manera en la que hablas y actúas que todavía quieres llegar a ser un Navy SEAL. Hombre, ¿estás loco? Tienes una historia por hacer en el golf. Concéntrate en tu destino, y ese no es sacar a tipos malos de los edificios en Irak. Simplemente juega un poco más al videojuego. Eso de los Navy SEAL es algo serio. Usan balas de verdad”.
“Lo militar se convirtió en el centro de su vida”, prosigue Haney, “y en 2007 Tiger probablemente fue a media docena de actividades de los SEALs… Su sentimiento era profundo. Tiger estaba considerando en serio hacerse un Navy SEAL. Pensé ‘¡Guau! Aquí está Tiger Woods, el mejor atleta del planeta, puede que el mejor atleta que haya habido nunca, justo en su mejor momento, y básicamente listo para dejarlo todo por una vida militar”. Woods incluso aseguró, según su exentrenador, que con él harían una excepción para burlar el límite de edad de los 28 años.
“Cuando más tarde me enteré de toda la verdad sobre los peligrosos ejercicios que realizó con los SEALs, me hizo preguntarme si el mejor golfista no habría dañado severamente su posibilidad de superar una de las marcas más reverenciadas de todos los deportes –el récord de Jack Nicklaus- debido a su fascinación por lo militar”, afirma Haney.
El golf pudo finalmente más y Tiger siguió luchando por alcanzar a Nicklaus. Después de romper una racha de dos años y medio sin ganar un título oficial, Woods tiene desde este jueves, en Augusta, la oportunidad de volver a sentirse el mejor. En las dos primeras vueltas, Miguel Ángel Jiménez jugará junto a él.
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