El péndulo iraní
Nekounam, que llegó como tapón a Osasuna, se ha destapado como uno de los principales recursos ofensivos de su equipo
Desde su llegada a Pamplona el verano de 2006, Javad Nekounam ha pasado de ser el primer iraní en debutar con Osasuna y un pionero en la Liga española a convertirse en un jugador fundamental sobre el que se sostiene ahora su equipo.
Lo que en un principio parecía un fichaje exótico, motivado por las necesidades de un club que debía competir en nuevos mercados para evitar las redes de los clubes con mayor presupuesto, ha resultado una de las mejores inversiones para el conjunto navarro en los últimos años. No solo porque su fichaje no costó ni un euro y su revalorización desde entonces ha sido constante, sino porque además de su asentamiento en el centro del campo se ha destapado como uno de los referentes ofensivos del equipo. Con las cinco dianas de esta temporada (cuatro en Liga y uno en Copa), suma ya 25 goles en sus seis años como rojillo, una cifra más que aceptable para un futbolista que llegó para contener y no para definir.
Superado solo por Puñal con 13 temporadas a la espalda, Miguel Flaño con ocho y Ricardo con siete, tres hombres de la casa, Neko es el jugador más veterano de la plantilla. "Con su fichaje apuntalamos el centro del campo, es un jugador de experiencia internacional que sabemos que aunque le costará adaptarse nos va a aportar grandes cosas", confesaba Juanjo Lorenzo, exdirector deportivo del equipo, el día de su presentación. No se sospechaba entonces que su aportación pasaría a ser capital. "La posibilidad de jugar la Champions ha sido una de las principales razones para venir aquí", aseguró el futbolista el día que estampaba su firma.
Durante su primer curso en Osasuna, Nekounam ejerció de tapón en el centro del campo. Funcionaba como el clásico pivote defensivo, anclado en el centro del campo junto a Puñal, pareja inseparable desde entonces, que disponía de mayor libertad a la hora de pisar el campo contrario. Hoy su parcela se ha ampliado y participa cada dos minutos y medio en una de las jugadas de Osasuna. Se ha erigido además como el primer lanzador de faltas y penaltis del equipo, además de ser uno de los jugadores clave en las jugadas de estrategia dada su capacidad para el remate aéreo.
Fue precisamente contra el Barcelona y en el Camp Nou cuando debutó Nekounam, un partido que Osasuna perdió 3-0, pero que dibujaba la trayectoria de un jugador que se transformaría en un péndulo insustituible. De sus transiciones nacen ahora las mejores jugadas de un equipo al que equilibra y desahoga. Unas oscilaciones que marcan el ritmo, la pausa y el gol.
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