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Nole devora otro récord

El serbio iguala a Sampras, Federer y Nadal como los únicos ganadores de tres grandes seguidos en la era abierta

"Señor, discúlpenos", dice el serbio Novak Djokovic mirando hacia el palco de autoridades y tras vencer al británico Murray en semifinales. "Perdón por no volear más y correr tanto por el fondo. Estamos trabajando en mejorar eso". El señor, sonoro Sir en inglés, no es otro que el australiano Rod Laver, que en el 50 aniversario de la conquista del primero de sus dos Grand Slams asiste en Melbourne al torneo, ve cómo el número uno mundial gana su quinto grande y repara en un dato que introduce a Nole en un club selectísimo: el que forman él mismo, el estadounidense Pete Sampras, el suizo Roger Federer y Rafael Nadal, los únicos capaces de ganar tres títulos del Grand Slam seguidos en la era abierta (desde 1968).

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"Y una lección que aprendí de 2011", reflexiona Djokovic sobre lo que le espera tras jugar y ganar la final más larga de un grande (5h53m), "es que necesito tener la misma buena actitud hacia el descanso que hacia el trabajo. En 2011 agravé una lesión por jugar las semifinales de la Davis (se retiró contra el argentino Del Potro). Todo depende de la perspectiva de cada uno. Puedo fijarme en lo negativo o en lo positivo. Cuando me preguntan si podré repetir lo que hice el año pasado... pues si lo hice una vez, ¿por qué no dos?".

Las cifras del mejor empiezan a ser apabullantes. Es el tercer Abierto de Australia para Nole, cifra que solo habían alcanzado otros tres hombres en la Era Abierta: el suizo Roger Federer, el estadounidense Andre Agassi y el sueco Mats Wilander. Es su 21ª victoria consecutiva en un partido en un grande, aunque aún le queden lejos las 29 de Laver. Es, finalmente, la señal de su incontestable dominio: desde 2011, ha vencido seis de sus últimos ocho partidos contra los otros 10 mejores jugadores del mundo. Sus dos derrotas, además, no fueron significativas. Una llegó contra Murray, en la final de Cincinnati, donde prefirió retirarse antes que poner en peligro su participación en el Abierto de Estados Unidos, que hizo suyo. La otra, contra David Ferrer, que le planteó un partido durísimo en la Copa de Maestros, sabiendo que el número uno estaría mentalmente agotado tras un curso extenuante. No quedan señales de aquel tenista. Nole vuelve a ser el de 2011: una fuerza imparable dispuesta a reescribir todos los récords de los libros de tenis.

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