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La lógica se come al entusiasmo

El Madrid vence con solvencia (57-79) a un peleón Fuenlabrada lastrado por sus importantes bajas

Un riguroso ejercicio de pragmatismo sirvió al Madrid para desmontar a un encomiable Fuenlabrada tres días después de patinar en el Palacio. Lastrados por la ausencia de sus principales sustentos, los de Fisac intentaron su enésimo ejercicio de malabarismo, pero se estrellaron ante el catálogo de los blancos.

Como anticipo de su duelo en los cuartos de final de la próxima Copa del Rey, ambos equipos se citaron en el Fernando Martín para medir dos estados de ánimo opuestos. La humilde euforia del Fuenlabrada tras alcanzar el billete copero contrastaba con el desasosiego aristocrático del Madrid tras estrellarse en el peor momento en el escenario europeo. Pero la lógica se impuso al entusiasmo y el grande se comió al chico.

FUENLABRADA, 57; REAL MADRID, 79

BALONCESTO FUENLABRADA: Colom (1), Laviña (10), Saúl Blanco (4), Hall (8) y Diouf (3) -cinco inicial-; Sánchez (2), Cortaberría (4), Mainoldi (8), Joseph (9), Vega (1) y Alvaro Muñoz (7).

REAL MADRID:Sergio Rodríguez (0), Carlos Suárez (6), Singler (10), Mirotic (7) y Tomic (10) -cinco inicial-; Llull (9), Pocius (6), Carroll (12), Reyes (10), Begic (6), Velickovic (3) y Sanz (0).

PARCIALES: 18-26, 10-11, 17-18 y 12-24.

ÁRBITROS: De la Maza, Jiménez y Soto. Sin eliminados.

Unos 5.000 espectadores en el Pabellón Fernando Martín de Fuenlabrada.

Escarmentados, y con un marcado propósito de enmienda, los de Laso arrancaron con una notable intensidad defensiva y prodigándose en carreras y contragolpes que desmontaron la enclenque oposición fuenlabreña. Dueños de ambas pinturas, los blancos firmaron un parcial de 3-13 liderados por los puntos de Singler, una vez más efervescente de salida, y la batuta de Sergio Rodríguez.

El panorama respondía al dictado del sentido común y el Madrid se despegaba sin apuros. Pero, cuando parecía que la mañana iba a ser un mero trámite para el Madrid, apareció Mainoldi. Dos triples consecutivos del italo-argentino y un mate de Joseph sirvieron al conjunto fuenlabreño para perder los nervios y recuperar el pulso con un parcial de 8-0 que ajustó de nuevo el marcador (11-13). Los de Fisac, sin alguna de sus mejores galas, se presentaban a la cita obligados a redoblar esfuerzos. "No se pueden tener más problemas, pero vamos a intentar hacer nuestro baloncesto y a ver qué pasa", anunció el técnico.

Las bajas de Sené, Barton y Penney limitaban el modesto fondo de armario de los locales ante uno de los repertorios más amplios y granados de la competición. Pero si algo caracteriza al Fuenlabrada es su capacidad para hacer de la necesidad virtud. Con la abnegación como ideario y la ilusión por bandera se esmeraron en parar el torrente ofensivo de los blancos. Si el primer cuarto concluyó con 18-26, el conjunto fuenlabreño consiguió bajar la productividad del Madrid en el segundo acto, que se cerró con un raquítico 10-11. Pero, finalmente, la labor les resultó inabarcable.

El Montepaschi enseñó el camino y el Fuenlabrada intentó aplicar la fórmula aunque con bastante menos éxito. Los ataques en manada del Madrid eran detenidos a base de faltas personales a la altura de media cancha. Pero el esfuerzo en defensa no tenía recompensa en ataque para el Fuenlabrada. Huérfanos de los 16 puntos de media por partido de Penney y con Saúl Blanco apagado (4 puntos), el porcentaje de tiros de dos emborronaba la estadística local. Enfrente, la solvencia de Mirotic y Tomic en la zona y las apariciones episódicas de Suárez y Carroll mantenían por delante a los blancos con relativa comodidad. Con mucho celo y sin grandes alardes, el dominio en el rebote y su larga rotación consolidaron una diferencia que rondaba siempre los 10 puntos. Solo Hall y Laviña (con 10 puntos cada uno) incordiaban a los blancos.

"Se trabaja con la actitud, no con los gestos. Si te crees que le van a pitar una falta en ataque a Singler contra ti, lo llevas claro. Ellos tienen el nombre. A nosotros nos toca currar", le espetó Porfirio Fisac a Javi Vega en uno de sus ejercicios de pedagogía durante un tiempo muerto. Pero a pesar de la teoría la resistencia del Fuenlabrada fue marchitándose por pura inercia.

Carroll desenfundó su fusil al comienzo del último cuarto y con dos triples consecutivos terminó de descoser al Fuenlabrada. La agitación de Llull, el trabajo de Felipe y dos técnicas en contra desquiciaron a los locales y dispararon a los blancos, 47-67, a 7m 30s para el final. Los de Fisac intentaron minimizar los daños, pero con el partido desmadrado el Madrid se lanzó a firmar su habitual media de puntos. Una victoria reconstituyente que amortigua el varapalo europeo.

Singler pelea un rebote con Joseph y Mainoldi
Singler pelea un rebote con Joseph y MainoldiPACO CAMPOS

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