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Nekounam dicta sentencia

Osasuna supera al Betis y condena a Mel, técnico verdiblanco, con un gol en el descuento

No importa que se reconozca o que no. Que lo obliguen a cambiar sus convicciones o que al final trate de rebelarse y volver a sus orígenes, no hay solución por el momento para un Betis sin confianza, perdido en un dramatismo descomunal que ha terminado por condenar a su técnico, Pepe Mel, que previsiblemente abandonará el banquillo tras haber conseguido solo un punto en los últimos 10 partidos.

Obligado por la directiva del club, el técnico no tuvo más remedio que claudicar para salvar el puesto y ceder a las presiones que lo obligaron a alinear una defensa con tres centrales que terminó por condenarlo. Con una línea tan poblada es complicado que un ataque estático encuentre la forma de atravesarla de manera frontal, pero no tanto por las bandas donde Osasuna trató de hacerlo a través de los huecos libres que encontraba al arrastrar a varios de los jugadores sevillanos. Tratar de acaparar tanto espacio provocaba complicaciones al Betis a la hora de recular donde Lamah y Cejudo encontraron su posición.

OSASUNA, 2 - BETIS, 1

Osasuna: Andrés Fdez., Damià, Flaño, Rubén (Lolo, M. 27), Roversio (Raitala, M. 74); Cejudo, Puñal, Nekounam, Lamah; Raúl García (Ibrahima, M. 55) y Kike Sola. No utilizados: Riesgo, Annunziata, Timor y Nino.

Betis: Casto, Isidoro, Mario, Ustaritz (R. Castro, M. 45), Dorado, Nacho; Sevilla (Pozuelo, M. 75), Cañas, Matilla (Beñat, M. 55), Pereira y Santa Cruz. No utilizados: Goitia, Amaya, Juanma y A. Martínez.

Goles: 1-0 M. 29, Flaño. 1-1 M. 80, Rubén Castro. M. 93, Nekounam.

Árbitro: Ayza Gámez amonestó a Damià, Roversio, Nekounam, Nacho, Pereira.

Estadio: Reyno de Navarra, unos 18.500 espectadores.

El pesado anclaje defensivo del Betis limitaba su capacidad para superar en número a la defensa rojilla, además de retrasarlo demasiados metros de la portería local. Para Osasuna la mayor complicación radicaba en poder enlazar cuatro pases cruzados que mezclasen las líneas del Betis para poder encontrar un vacío por el que entrar. Sin embargo, a balón parado la cantidad poco tiene que ver con la eficacia y menos si enfrente está el conjunto navarro. En un saque de esquina Flaño remataba solo dentro del área y atenazaba aún más a un Betis dubitativo, temeroso, que poco recuerda al de las primeras jornadas de Liga.

La confianza recién adquirida de Osasuna parece haber domesticado al equipo. Más dado a la batalla que al tensiómetro, el equipo de José Luis Mendilibar ha adquirido un poso de relajación del que es complicado sacarle. Algo que ya no le sucede al Betis. La necesidad ha modificado ese aroma aterciopelado que le impedía despeinarse. Más complicado aún si le cambian el peine y le obligan a vestir una ropa que no le gusta.

Cuando el traje le resulta más cómodo la película cambia. De nuevo con cuatro defensas, el Betis se sintió más libre, menos oprimido. Con la salida de Rubén Castro y Beñat, principales damnificados de la congoja inicial, la movilidad del Betis provocó que Osasuna empezase a sudar. La velocidad en ataque de los verdiblancos cuestionó la alineación de Roversio como lateral, un puesto para el que no parecía conocer las instrucciones. No es que el agobio apartase a Osasuna de ese sentimiento reposado pero si espoleó al Betis, que empezó a creer en sus posibilidades. Liberado Pereira del desmarque previsible y controlado de Santa Cruz, comenzó a pisar área y a provocar los primeros desajustes en la sosegada defensa navarra. No tardó demasiado en deshacerse de su marcador y ceder por raso a Rubén Castro para que este solo tuviera que empujar el balón a la red. No era más que el resultado de un amanecer tardío pero refrescante. De esos que se maldicen al echar la mirada atrás. Pero al Betis le sucedió lo mismo que a aquel que se despierta adormilado y tiene cerca una mesa, que por mucho que la trate de esquivar siempre aparece por medio. Y visto que el dramatismo andaluz empieza a no tener fin Nekounam de un lanzamiento perfecto de falta en el último minuto del tiempo añadido terminó con el resurgir del Betis.

No parece ser una cuestión de sistemas, ni de números, ni de experimentos. Pepe Mel los conoce bien todos, sin embargo, no parece que funcionen. Puede que el de ayer fuera el último de su chistera.

Puñal, Nekounam y Flaño celebran el primer gol de Osasuna.
Puñal, Nekounam y Flaño celebran el primer gol de Osasuna.EFE
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