Stricker no tiene piedad
El estadounidense terminar la primera vuelta del PGA con siete bajo par, y deja tocados a muchos candidatos.- Jiménez, el mejor de los españoles.- Tiger, hundido a 14 golpes
Toda vez que Tiger Woods dejó de ser el número uno del mundo, que Phil Mickelson abandonó su segundo puesto en el ránking y que los europeos, concretamente los británicos, se hicieron con los puestos de honor de los mejores golfistas del mundo, Estados Unidos se dio cuenta de que le hacía falta un líder, un jugador que llenase todos esos huecos. Muchos nombres sonaban, pero casi nadie se acordaba de Steve Stricker. El norteamericano, de 44 años, ha demostrado hoy que parece el elegido para ello. Hace poco ruido, es discreto, comedido y, además, juega muy bien. Tanto que sus 63 golpes en la primera jornada del PGA, siete bajo par, han igualado el récord como la vuelta más baja en la historia de los grandes, e incluso le ha dado tiempo para contagiar a Miguel Ángel Jiménez, su compañero de partido, que ha terminado con unos meritorios 69 golpes (-1).
El Pisha parece muy diferente al de la semana pasada, recordando al jugador que estuvo cerca de ganar el Open Británico hace menos de un mes. Más sólido desde el tee, no se ha visto tan perjudicado como esperaba por jugar en un campo tan largo y solo ha cometido un bogey en un campo realmente complicado, que, especialmente, en los hoyos 15 y 18, ha mostrado la facilidad con la que puede destrozar vueltas. Una suerte similar a la del malagueño han corrido Pablo Larrazábal y Sergio García, que han terminado al par y +2 respectivamente, tras una buena primera jornada, eso sí, lejos del líder.
Y es que Stricker ha realizado una vuelta prácticamente perfecta. El norteamericano parecía flotar por el campo. Daba la sensación que nada le afectaba, que todo era posible hoy. En definitiva, siete birdies y ningún error. Pero una vuelta así no era de extrañar para un jugador que es, según las estadísticas, el mejor pateador del circuito americano y el hombre que más birdies hace por vuelta (casi cinco de media). Todo ello para ser el segundo en la estadística de promedio de golpes por ronda (69,14), solo por detrás de Luke Donald. Por algo sus compañeros, o más bien rivales, le consideran el jugador más completo y consistente del circuito. Aun así, todavía no se ha hecho con un major, ya perdió precisamente un PGA en 1998 contra Vijay Singh.
Muy poco le han seguido. Es más, esos 63 golpes le han servido para poner tierra de por media con muchos de los, a priori, candidatos a llevarse el último grande del año. Al menos tiene seis golpes de ventaja sobre Donald, Adam Scott, Jason Day, Mickelson, Rory McIlroy, que ha dado una nueva lección de cómo jugar a este deporte (70 golpes con una mano, pues ha jugado lesionado en su muñeca derecha desde el hoyo 2) y Lee Westwood, entre otros. Pero, y sobre todo, el gran damnificado ha sido Tiger Woods. Tras un comienzo espectacular, -3 en el hoyo 5, el Tigre se ha pegado un tiro en el pie y ha terminado siete sobre par. Ha pisado 14 bunkers y ha visitado dos veces el agua. "Solo estoy enfadado", dijo Tiger ayer tras terminar. Razones tiene. Todo le ha salido mal, nada le sonríe y está prácticamente sentenciado a 14 golpes de Stricker.
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