El último tren para Europa

La oportunidad esperada, la cima de su carrera, le ha llegado cuando otros futbolistas comienzan el repliegue en su profesión o a visualizar la retirada. Sin embargo, a Javier Camuñas (Madrid, 1980) le aguarda lo mejor. "Para mí, a mis 31 años, jugar la Champions es lo máximo", revela. Siempre, claro está, que supere la previa a disputar en agosto el Villarreal, que ha pagado 2,3 millones de euros por su traspaso a Osasuna y ofrecido al futbolista un contrato para las próximas tres temporadas. Es la oportunidad para escuchar, al fin, la melodía de la Liga de Campeones y de pisar algunos de los mejores estadios de Europa, algo desconocido hasta la fecha por el extremo.

"Es un tren que no hubiese pasado más veces y Camuñas tenía muchas ganas de cogerlo pese a estar muy contento en Pamplona. Tanto él como el club, con una buena compensación económica, han salido beneficiados", afirma Mendilibar, técnico de Osasuna. El que sale damnificado es el juego del equipo navarro. "Con su ausencia, el equipo pierde en participación, su asociación en ataque tiene porcentajes asombrosos. Es un futbolista que se mueve por fuera y por dentro, con un desborde único", sintetiza el entrenador rojillo. "Desborde" es la misma palabra que utiliza quien vio nacer la carrera de Camuñas, que tras muchas temporadas en equipos menores o situados a un paso o dos de la élite, ya está en Europa.

Debutó en Primera División con el Rayo Vallecano, el club que le formó, en el curso 2002-03. Michel, capitán histórico del equipo madrileño, habla del mismo desborde y de la misma "habilidad de regate" a la que hace referencia Mendilibar. "Ya apuntaba maneras y en eso el tiempo no le ha cambiado. Pero no hay duda que ha madurado tácticamente y ahora lo veo en su mejor momento. Nunca fue tan completo", comenta Michel. El capitán franjiorrojo también intenta desgranar el porqué de su explosión tan tardía: "Debutó en el año peor, descendimos sin casi luchar y esto en un joven hace mella. De allí tuvo que buscarse la vida en Segunda y eso le frenó". Camuñas no regresó a la máxima categoría hasta cinco temporadas después, ya con 27 años, de la mano del Recreativo. Anteriormente, tuvo que hacer méritos en el Ciudad de Murcia por un año tras dejar Vallecas, para pasar al Xerez las siguientes tres temporadas, su estancia más larga en un equipo.

Llegado al Recreativo, Camuñas anotó cinco goles en su primera campaña que fueron mano de santo para que el club Decano firmara la salvación. En la siguiente, el madrileño dobló su aportación anotadora (10), pero no evitaron el descenso. Sin embargo, a Camuñas le valió el reconocimiento en Primera, por lo que le fichó Osasuna. Tras dos temporadas en Pamplona -64 partidos de Liga y siete goles-, el Villarreal le da la oportunidad de oro, por más que le llore el corazón al dejar el Reyno de Navarra. "Sé que la entidad se queda jodida. Todos se han portado de maravilla. Me voy de un club y de una ciudad que no voy a olvidar. Pero me voy por interés deportivo", resume Camuñas. Para tener la oportunidad de disputar la Liga de Campeones. A sus 31 años, era el último tren.