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BALONCESTO | NBA

Un asombroso Nowitzki dicta sentencia

Dallas remonta 15 puntos en siete minutos gracias a su figura y a su defensa ante Miami (93-95) e iguala a uno la final

Dirk Nowitzki decidió un sensacional partido que su equipo tenía poco menos que imposible. Perdía Dallas por 15 puntos (88-73) a falta de siete minutos. Y Nowitzki, hasta entonces, no había estado fino, bien marcado por Anthony, Haslem y a veces por Bosh. Pero la estupenda defensa de los Mavericks y la cadena de errores de Miami propiciaron un revolcón asombroso. Ganaron los Mavericks por 93-95 después de ese parcial de 5-22, después de que LeBron James y Dwyane Wade fallaran dos triples cada uno en los dos últimos minutos y después de que Nowitzki anotara los nueve últimos puntos de su equipo.

Falla Wade, el mejor del duelo

La penúltima canasta del alemán, un triple a falta de de 26 segundos ya parecía definitiva (90-93), pero los Heat respondieron con otro triple de Chalmers (93-93), que se había quedado totalmente en un fallo de entendimiento entre Kidd y Terry. En los 24 segundos que quedaban, Kidd retuvo el balón lo que pudo hasta que se lo entregó a Nowitzki. El alemán esquivó a Bosh con un par de fintas y penetró para poner una bandeja que resultó definitiva (93-95). Quedaban tres segundos, ambos equipos habían agotado los tiempos muertos y Miami intentó un triple a la desesperada que falló Wade, precisamente el que fue su mejor hombre.

MIAMI, 93 - DALLAS, 95

MIAMI: Bibby (14), Wade (36), LeBron James (20), Bosh (12), Anthony (0) -equipo inicial-; Chalmers (9), Haslem (2) y Miller (0).

DALLAS: Kidd (6), Stevenson (9), Marion (20), Nowitzki (24), Chandler (13) -equipo inicial-; Terry (16), Stojakovic (0), Barea (5), Haywood (2) y Cardinal (0).

Parciales: 28-28, 23-23, 24-20 y 18-24.

American Airlines de Miami. 20.003 espectadores.

Empate a uno en la serie final. El tercer partido se juega en Dallas en la madrugada del domingo al lunes (2.00, hora española, Canal +).

Partido extraño

El partido fue un tanto extraño, igualado pero a golpe de rachas de uno y otro equipo. Entre el segundo y el tercer cuarto el que remontó fue Miami. LeBron sumó muy pronto su tercera falta y Spoelstra lo sentó. Los Mavericks lo aprovecharon para ponerse con nueve puntos de ventaja (42-51).

Pero los Mavericks naufragaron por momentos, perdieron varios balones, encajaron un cuarto triple de Bibby, el mismo que había fallado los cuatro que intentó en el primer partido, y Carlisle, además, le dio un descanso a Nowitzki. El resultado fue que Miami pasó de perder por nueve a dominar por diez (71-61). Y siguió ampliando su ventaja hasta los 15 puntos (88-73), una renta que daba la sensación de que sentenciaba la contienda. Pero entonces llegó la reacción de los Mavericks y el desplome de Miami.

Los Mavericks corrigen errores

Si ganaron los Mavericks fue gracias a que corrigieron varios de los errores que les condenaron en el primer partido. Esta vez fue el banquillo de los Heat el que apenas aportó, con solo 11 puntos, 12 menos que el de los Mavericks, a pesar de que Stojakovic volvió a quedarse a cero y de que Barea estuvo discreto. Pero Terry logró 16 puntos. Otro factor clave para los de Dallas es que capturaron 11 rebotes más y que Marion, con 20 puntos, y Chandler, con 13, rindieron mejor que en el primer partido.

El Big Three, demasiado solo

Wade parecía que iba a ser el rey del partido porque cuahó una portentosa actuación con 36 puntos, cinco rebotes y seis asistencias. El Big Three funcionó casi tan bien como en el primer partido pero de manera más irregular. La defensa de Dallas controló mejor a LeBron James, que anotó 20 puntos, y a Chris Bosh, que sumó 12 con una serie de cuatro canastas en 16 lanzamientos. De hecho, entre los tres sumaron 68 puntos, tres más que en el primer partido, y además Bibby contribuyó con 14 puntos. Pero el resto del equipo estuvo muy por debajo, sus porcentajes de tiro fueron discretos, malos en los tiros libres (66%), y su defensa encajó 11 puntos que en el primer encuentro.

Siendo de así, no importó que los Mavericks perdieran muchas más veces el balón o que anotaran tres triples menos. Les valió la consistencia de su juego, su fe y su gran defensa cuando se vieron tan abajo en el marcador y, por supuesto, la casi infalible mano de Nowitzki, asombroso, cuando realmente ya no quedaba tiempo para el más mínimo error. Él, entonces, no falló; LeBron y Wade, sí.

Nowitzki durante un momento del partido ante Miami
Nowitzki durante un momento del partido ante MiamiTANNEN MAURY

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