Un gol reservado para la ocasión

Álex Bergantiños (A Coruña; 1985) tocó ayer el cielo con el Nàstic de Tarragona tras marcar el gol que dio la permanencia al equipo ante el Albacete, al que derrotaron 2-1. Un solo contacto, el del balón con su barriga, que empujó el esférico al fondo de la portería, le ha convertido en un héroe en Tarragona. Las buenas noticias para el centrocampista gallego no se limitan estos días a ese tanto, precisamente el primero que marca como profesional. Augusto César Lendoiro, presidente del Deportivo, club al que pertenece, anunció hace un par de días que Bergantiños hará la pretemporada con el equipo. Es su oportunidad de demostrar que es válido para el conjunto, al que pertenece desde siempre pero con el que no ha debutado en partido oficial. Lleva, de hecho, cuatro cesiones consecutivas.

"Cuando el balón traspaso la línea de gol sentí una alegría tremenda porque ha sido un año muy duro. Luego acabó el partido y los aficionados me demostraron mucho aprecio. Alguno hasta me decía que me quedase. Son cosas que hacen ilusión porque se demuestra que la gente valora tu trabajo", explica. A pesar del sabor dulce que está disfrutando Bergantiños estos días, la temporada no ha sido un camino de rosas para él. El Deportivo le cedió en verano al Granada, pero allí apenas tuvo oportunidades: jugó seis partidos en cuatro meses y en algunos de ellos solo disputó un par de minutos. "Es un equipo de mucho nivel. El equipo estaba en construcción y yo no estaba en mi mejor momento, así que dejé de contar para el entrenador", lamenta. El Nàstic se convirtió en invierno en la oportunidad perfecta para salvar el año. Abandonó Granada y se fue, también cedido, a Tarragona. Desde su llegada, ha sido una de las piezas fundamentales en el esquema de Juan Carlos Oliva y buena prueba de ello es que solo se ha perdido un encuentro, precisamente ante el Granada, por culpa de una cláusula que le impedía enfrentarse al conjunto andaluz.

Pero su felicidad tampoco es completa estos días. Bergantiños se enteró en el autobús, cuando el Nàstic regresaba a Tarragona desde Valladolid, de que el Deportivo había descendido a Segunda tras perder frente al Valencia: "Fue un día muy triste porque soy coruñés y deportivista". Su objetivo, una vez que termine la temporada, es consolidarse en el equipo gallego, aunque no las tiene todas consigo: "Hacer la pretemporada con el Depor es muy ilusionante, pero encontrar mi hueco no va a ser fácil. Otros años me ha pasado lo mismo y al final he acabado saliendo. Lo único que cambia ahora es que el equipo está en Segunda y tienen un entrenador nuevo. No sé si eso me beneficiará o no".

El entrenador del Nàstic, Juan Carlos Oliva, cree que tiene capacidad para jugar en el conjunto gallego. "Es joven y tiene muchas posibilidades. No tengo ninguna duda de que puede ser un pivote muy válido para el Deportivo. Puede seguir creciendo paralelamente al equipo, que se tendrá que adaptar a la Segunda División". Lleva desde 2008, cuando salió del Deportivo, luchando por ganarse un puesto en el equipo gallego. Estuvo dos años cedido en el Xerez, en el que la primera temporada contribuyó al ascenso del equipo y la segunda no pudo evitar su descenso. Los que le conocen destacan, por lo general, su capacidad de trabajo. "Cuando llegó, en invierno, buscábamos un pivote contundente y trabajador y Álex ha cumplido con ese perfil de maravilla. Se adaptó muy rápido y nos ha ayudado mucho a crecer. El gol ante el Albacete es el premio a su trabajo colectivo", asegura Oliva. El Deportivo le espera.