Tiger, profesor en China

Al igual que Maradona, Tiger Woods también tuvo su propia iglesia. Fue fundada a finales de los años 90 y en el 2000 abrió una página en Internet. Se llamaba Tigerwoodsisgod.com: Tiger Woods es Dios. El sitio cerró en 2009 después de destaparse las infidelidades matrimoniales del californiano. El movimiento aseguraba que Woods era el Dios del golf, y que su advenimiento era un compendio de todas las razas: la blanca, por un abuelo; la negra, por su padre, un veterano de Vietnam; la asiática, por su madre tailandesa.

Tiger Woods ya no es el Dios del golf. Pero sigue arrastrando masas como si lo fuera. En cualquier país. Después del cuarto puesto en el Masters de Augusta, El Tigre viajó a China dentro de una campaña para promocionar el golf en el país asiático. Japón tiene su gran figura en el joven Ryo Ishikawa; Yang ganó para Corea del Sur el primer grande de un asiático, y Choi ha estado entre los mejores en los dos últimos Masters; pero China anda a la zaga. Woods impartió unas clases como profesor durante una hora y media a 200 jóvenes promesas chinas, ante la mirada de 30.000 emocionados seguidores. Luego posó con el vallista Liu Xiang, a quien deseó suerte para los Juegos de Londres, y habló sobre su momentos de forma: "Puedo alcanzar otro nivel, mejorar el juego, el putt. Hay maneras de hacerlo mejor ahí fuera".

El Tigre recordó su mejor versión durante dos momentos del Masters: en los segundos nueve hoyos de la segunda jornada y en los primeros nueve de la última, cuando Augusta volvió a abrazarle y darle el cariño perdido. Pero perdió muchísimas oportunidades con el juego corto, en ocasiones unos putts aparentemente sencillos. Al menos para alguien que lleva pateando desde los dos años. Ahora el Tigre, en blanco toda la temporada pasada, dijo que espera ganar algún torneo antes del próximo grande, el Open de Estados Unidos, a mediados de junio.