Llorente engaña a Osasuna
Dos acciones técnicas con el pie del gigante del Athletic rompen el partido en 12 minutos
Camacho, como la mayoría de los entrenadores que se enfrentan al Athletic, había advertido a sus futbolistas de que la clave del triunfo pasaba por "contrarrestar el juego de Llorente". Y los chicos saltaron al campo con la lección de los bocadillos continuos para evitar el juego aéreo del delantero rojiblanco. Pero Llorente, a diferencia del algodón, sí engaña. De momento es navarro (nació en Pamplona), pero se crió en la Rioja y deportivamente en Vizcaya. Y necesitó 56 segundos para hacerle la primera trampa a la defensa osasunista, yéndose por piernas de Josetxo, midiendo con técnica exquisita la jugada y el centro subsiguiente que remachó Yeste en la raya de gol. Estaba tramposillo Llorente, saltando de vez en cuando a por un pelotazo y otro, como tirando anzuelos engañosos, con el cebo de plástico, a Sergio y a Nekounam. De pronto, enganchó de espaldas un centro mordido de Iraola, lo acunó, se giró con la agilidad imprevista de un chicarrón de casi dos metros y cruzó el balón al poste contrario por debajo del brazo de Ricardo.
ATHLETIC 2 - OSASUNA 0
Athletic Club: Iraizoz; Iraola, San José, Ustaritz, Castillo; Gurpegui, Orbaiz, Javi Martínez, Yeste (Muniain, min.79); Toquero (Gabilondo, min.85) y Llorente (De Marcos, min.74).
Club Atlético Osasuna: Ricardo; Azpilicueta, Sergio, Josetxo, Oier (Vadocz, min.82); Juanfran (Portillo, min.60), Puñal, Nekounam (Calleja, min.82), Masoud; Camuñas y Dady.
Goles: 1-0, min. 1: Yeste. 2-0, min. 12: Llorente.
Árbitro: Fernández Borbalán (Comité Andaluz). Mostró tarjeta amarilla a los locales Orbaiz, Toquero y Castillo, y a los visitantes Nekouman, Dady, Oier y Josetxo.
Incidencias: Unos 38.000 espectadores en San Mamés. Tarde muy fría y terreno de juego irregular en algunas zonas del campo. Decimoquinta jornada de Liga.
En 12 minutos Osasuna había interiorizado su fracaso en dos acciones individuales que le helaron el corazón. No sólo perdía en el marcador, sino en la autoestima, por obra y gracia de un pícaro que sembró la confusión en un equipo que venía preparado para otras guerras. Nunca se recompuso de esos dos golpes. Y el Athletic fue creciendo y creciendo, confiado en las diabluras de Llorente, las acometidas bravías de Toquero, pero sobre todo en la inteligencia de tres futbolistas que sostenían al equipo como quien lleva a un niño en brazos. San Mamés por fin vio la mejor versión de Yeste, el Yeste pausado, comedido, activo y colaboracionista con el defensa de su banda. Y la mejor de Iraola, con toda la banda por delante, bien trillada, a sabiendas de que Gurpegui siempre estaba por detrás o por delante para dar una ayuda.
Así llegaron ocasiones que amenazaron con la goleada, mientras Osasuna apenas pisaba el área de Iraizoz, por más que Camuñas se enredara entre los defensas o que Masoud buscara sutilezas en el día más inapropiado. Hasta mediada la segunda mitad no exigió un poco de atención a Iraizoz, cuando Portillo remató con alguna intención. Y no hizo más que entrar al engaño de Llorente, que le robó el alma y las ganas de ganar en apenas 12 minutos de inspiración máxima. Ciertamente, Osasuna, sin sus dos guerrilleros, Pandiani y Aranda, muerde poco, pierde energía y personalidad en el campo. Dady, otro fornido delantero, fue una presa fácil para un chiquillo como San José. Poco duró el partido en San Mamés, el más tranquilo que ha disputado el Athletic en esta Liga, el menos fiero de Osasuna este año.
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