Guardiola traslada su método

"¡Más rápido, más rápido!", exclamaba Johan Cruyff una fría tarde de noviembre a un futbolista que se ejercitaba sobre el césped de La Masía. Ese joven era Pep Guardiola, otro ilustre personaje del mundo del fútbol que más tarde recogería el testigo del holandés en el banquillo del Barça. El Flaco, descontento con el rendimiento de su jugador, interrumpió la sesión. "Tienes que abrir el campo, el concepto del espacio es básico". Dieciocho años después, Guardiola ha tomado las palabras de su maestro al pie de la letra. Inspirado en el modelo británico y las técnicas que aprendió durante su estancia en Italia, el entrenador azulgrana ha optado por trasladar los entrenamientos del Barcelona a la nueva Ciudad Deportiva y prescindir del terreno de juego de La Masía.

Atrás quedan diversas estampas para la historia. Las bromas de Ronaldo, la eterna sonrisa de Robson, los ensordecedores gritos de Louis Van Gaal o los malabarismos de Ronaldinho que tantos aplausos recibían por parte de la hinchada que se agolpaba cada mañana en la valla metálica que protege el recinto. Esta instalación, adosada al Camp Nou, se convirtió en diciembre de 1978 en la sala de máquinas del primer equipo, y desde entonces, ha visto trabajar a catorce entrenadores: desde Lucien Müller, pasando por personajes de la talla de Terry Venables o Frank Rijkaard hasta llegar a la figura del actual técnico. Sobre el coqueto césped de La Masía, de dimensiones muy reducidas, también han pasado algunas de las estrellas más destacadas de las últimas décadas como Maradona, Schuster o Romario.

Pero ahora, siguiendo un plan milimétrico que ha controlado de principio a fin, Guardiola ha acelerado el traslado a Sant Joan Despí. El preparador azulgrana ha prescindido de la comodidad que representaba la cercanía del Camp Nou y ha montado un nuevo centro de operaciones, austero aunque perfectamente acondicionado, en el que supervisará el trabajo diario de sus pupilos. Para empezar, las medidas del terreno de juego son idénticas a las del estadio (105 metros de largo por 68 de ancho) y ahora tendrá la misma hierba (procedente de Burdeos). Pese a que se invirtieron cerca de 68 millones de euros en la construcción de la Ciudad Deportiva, inaugurada hace dos años y cuatro meses, la remodelación exigida por el técnico ha incrementado el presupuesto en dos millones de euros más.

El nuevo laboratorio

El edificio anexo al campo 1 se convertirá en el nuevo laboratorio del Barça. Allí convivirán jugadores, cuerpo técnico, médicos y auxiliares. El equipo, que hoy se ha ejercitado por primera vez en ese contexto, entrenará con la privacidad que demandaba Guardiola. Las instalaciones se adaptan perfectamente a sus exigencias. Desde su despacho, el entrenador azulgrana tiene una visión directa del terreno de juego, y a cuarenta metros, la antesala del palco será ahora el comedor en el que los jugadores desayunarán antes de las sesiones y en el que posteriormente podrán almorzar. En la zona inferior, por debajo del nivel del terreno de juego, están situados el vestuario del primer equipo, dos gimnasios, la sala de vídeo -ubicada donde Guardiola tenía su despacho como entrenador del filial- y la zona de fisioterapia.

De este modo, el entrenador del Barça sigue los pasos de otros homólogos europeos que han bunkerizado a sus equipos. Por ejemplo, el Liverpool de Rafa Benítez, que se ejercita en el complejo de Melwood, o el Arsenal de Wenger, que entrena a las afueras de Londres, en Heartfordshire. Milanello, riguroso espacio de trabajo del Milan de Ancelotti, es otro de los grandes referentes. La plantilla del Barcelona ha encajado de buen grado el cambio. "La Ciudad Deportiva es fantástica y las condiciones que tenemos aquí de trabajo son impresionantes", expone Dani Alves, que no duda en afirmar que "el campo de La Masía se nos quedaba corto. Ya era hora de venir acá, poder trabajar así y estar un poco más tranquilos".

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