Dos equipos por encima de un incendio arbitral
El Madrid, liderado por Higuaín, supera a un Athletic competitivo tras un partido vibrante y condicionado por los numerosos errores de un colegiado al que le dio un ataque de importancia
El Madrid no es un equipo sinfónico, pero es extraño que cierre un partido sin haber generado una catarata de ocasiones ante la portería adversaria. A falta de juego y gobierno, el Madrid se agrieta cuando es asaltado en su área y se agiganta cuando se acerca al perímetro del rival. Entonces acelera como pocos equipos y su pegada resulta descomunal. La padeció el Athletic, cuyo fútbol no estuvo por debajo del de su contrario, pero abandonó Chamartín con tres goles en contra, tres remates en sus palos y unas cuantas paradas de mérito de Iraizoz. El Athletic, que también se estrelló una vez en el poste de Casillas, fue valiente, pero su pelotón de futbolistas aún no le alcanza ante citas de tronío. En Madrid contribuyó a un duelo intenso y emotivo con dos equipos por encima de un árbitro calamitoso.
Real Madrid 3 - Athletic de Bilbao 2
Real Madrid : Iker Casillas; Míchel Salgado, Pepe, Heinze, Marcelo; Sneijder (Diarra, m.77), Gago, Van der Vaart (Guti, m.58).; Robben, Higuaín y Raúl (Saviola, m.88).
Athletic Club : Iraizoz; Iraola, Aitor Ocio, Amorebieta, Balenziaga; David López, Orbaiz, Yeste (Susaeta, m.79) , Gabilondo (Casas, m.77); Etxeberría (Garmendia, m.56) y Llorente.
Goles : 1-0, m.13: Sneijder. 2-0, m.29: Higuaín. 2-1, m.34: Etxeberría. 2-2, m.44: Iraola, de penalti. 3-2, m.58: Higuaín.
Árbitro : Álvarez Izquierdo (colegio catalán). Expulsó, por roja directa a Amorebieta, del Athletic. Mostró tarjetas amarillas a los locales Pepe, Sneijder, Marcelo y a los visitantes David López, Etxeberría, Orbaiz.
Partido correspondiente a la octava jornada de liga disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante unos 70.000 espectadores.
Caparrós quiso alejar al Madrid del área con una defensa adelantada. Una buena receta si se tienen los defensas adecuados. No es el caso de Ocio y Amorebieta, tan deficientes en el Bernabéu como hace una semana ante el Barça en San Mamés. El primero en patinar fue Amorebieta, que se quedó enganchado mientras sus compañeros tiraban el fuera de juego y dio vuelo a Sneijder, protagonista absoluto en el primer tramo del encuentro. El holandés fusiló al meta del Athletic con un disparo seco y preciso. El repertorio de Sneijder es amplio. A los tres minutos ya había estado a un palmo de embocar una vaselina desde su propio campo. Instantes después de su gol, remató al poste. Al hilo de Sneijder, con Gago muy acertado en el quite y Robben e Higuaín desplegados por las orillas, el Madrid era una amenaza constante, por mucho que el Athletic se sintiera complacido por disponer de la pelota. Cuando la perdía, quedaba expuesto del todo. Como en el robo de Gago que derivó en la mejor jugada de la noche, una trenza estupenda entre Van der Vaart, Raúl e Higuaín. Al taconazo de espaldas del primero respondió el capitán arrastrando a los centrales rojiblancos, lo que permitió al Pipa encarar con éxito a Iraizoz.
Un despiste de Pepe habilitó a Etxeberria, que devolvió al Athletic al partido, que cambió por completo por decisión de un pésimo árbitro. Trastocó de tal forma el duelo que se disparó el voltaje. A Alfonso Álvarez le dio un ataque de importancia de tal calibre que hasta se aplazó el debate sobre el castigo o no de Schuster a Sergio Ramos por sus quejas en As. Alfonso Álvarez irritó a todos. El partido se volvió áspero y un tanto tribal, con grescas por todas las esquinas, en el campo, en la grada y junto a los banquillos, por donde Schuster y Caparrós echaron su pulso particular. A los seis minutos se había equivocado al anular un gol por fuera de juego a Higuaín, pero con el Madrid en alza nadie había rebobinado aquella jugada. De repente, un leve cachete de Heinze a Llorente fue castigado con penalti contra el Madrid. Un mero empecinamiento arbitral. Como lo fue que minutos más tarde, con la mecha ya encendida, perdonase la expulsión a Marcelo, que a punto estuvo de anticipar por invalidez la jubilación de Etxeberria. Lo que no hizo con Marcelo sí lo hizo con justicia con Amorebieta, al que expulsó en el segundo periodo, poco antes de hacerse el loco ante un empujón de Pepe a Llorente, el único penalti que debió sancionar.
Con un árbitro perdido en la noria y el marcador siempre a expensas de sus dislocadas decisiones, el Madrid logró que el Athletic gripara al inicio del segundo tiempo. Su empuje atrincheró al Athletic, al que Chamartín se le hizo más largo que en el primer trecho. El equipo de Caparrós perdió la puntada con Llorente y el Madrid se clavó en el área de Iraizoz. Así llegó el decisivo tanto de Higuaín, de nuevo muy solvente en el mano a mano con el portero vasco. El argentino ya es el máximo goleador madridista en la Liga. Se ha matriculado en la única faceta que hasta finales del curso pasado le dejaba en evidencia.
El gol de Higuaín no permitió al Madrid abrochar el partido hasta el final. Al equipo le falta constancia incluso ante un adversario con un jugador menos, caso del Athletic, que le apretó hasta el final con todo lo que tiene. Es un equipo más armonizado en ataque que en defensa. Si mejora en esa línea, será competitivo. Lo comprobó en Chamartín, de donde salió reforzado pese a verse superado por la precisión de un Madrid con reputados delanteros y una mayoría de centrocampistas que flirtean como pocos con el gol. Pura dinamita.
Porque el Athletic no bajó los brazos y el encuentro se abrió, ganando en vistosidad. Llorente, de cabezazo tras un córner, puso a prueba a Casillas, poco antes de que Sneijder estrellase un tiro en el poste y de que Etxeberría -en el 20- pujase por el empate, de forma infructuosa, con un disparo que rozó el palo. El Madrid no encandilaba, pero volvió a demostrar que, en un momento de inspiración, con tres toques puede situar el partido en el lugar deseado. De esa forma, una gran acción entre Sneijder y Van der Vaart se completó con la eficiente colaboración de Raúl, que, en un hábil movimiento, dejó pasar el balón, engañó a la defensa norteña y habilitó a Higuaín, que, solo, fusiló el segundo.
Haciendo gala de su apodo, los bilbaínos pelearon como leones para introducirse de nuevo en el partido y lo lograron en los últimos once minutos de la primera mitad. Primero, el talentoso Yeste sirvió un buen balón a Etxeberria con el que el ''gallo'' acortó distancias. Y al filo del descanso, Iraola transformó un penalti sobre Llorente, muy protestado por la afición local, que recordó fantasmas del pasado y activó el sensor anímico de Álvarez Izquierdo. El juez, con el que había polemizado Schuster la pasada campaña, fue protagonista del tramo final del primer acto, en el que fabricó una ensalada de tarjetas, equivocándose posiblemente en el color de la le que mostró a Marcelo.
En la reanudación, el Madrid salió en tromba y en apenas dos minutos los argentinos Higuaín y Heinze estrellaron sendos disparos en la cruceta del portal vasco. Robben se sumó al asedio y a pesar de que el Athletic se reportó en una acción entre Garmendia -sustituto de Etxebe- y Gabilondo, Gago sirvió un balón de oro que Higuaín transformó en el 3-2.
Poco antes de que el Bernabeu prolongase su ovación al reaparecer José María Gutiérrez "Guti". También lo hizo el malí Mahamadou Diarra, que se había lesionado jugando con su selección. Llorente pudo empatar a falta de seis al estrellar un disparo lejano en el poste, cuando Caparrós ya había dado entrada a Casas y Susaeta -por Gabilondo y Yeste-, pero el Athletic salió sin puntos del Bernabeu y se sitúa en los puestos de descenso, zona en la que, por lo mostrado hoy, no se merece estar.
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