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COPA DEL REY | VALENCIA 3 - BARCELONA 2

Cremà azulgrana

El Valencia alcanza la final entre el despropósito y la fragilidad defensiva de un Barça sin desborde ni identidad

Muchos de los que ayer reclamaban simbólicamente la cabeza de Ronald Koeman, están en deuda con el técnico holandés. Al margen de su ideario y sus métodos, más o menos cuestionables, el entrenador valencianista ha conducido a un equipo perdido, roto y sin rumbo a la final de la Copa del Rey. El Valencia trasladó la fiesta fallera a Mestalla en una noche dantesca que corroboró las limitaciones del conjunto 'ché', pero que sobre todo, caricaturizó a un Barcelona carente de líderes sobre el césped -la vida sin Ronaldinho- y que huele a polvorín fuera de él.

El partido arrancó a un ritmo muy elevado. Consciente de la necesidad de marcar, el Barcelona adquirió el dominio del balón con Xavi como canalizador del juego azulgrana, bien flanqueado por Iniesta en la vertiente ofensiva y por Touré en la destrucción. Enfrente, un Valencia agazapado, disfrazado con piel de cordero y a la espera de poder hallar la más mínima fisura en su rival. Sin embargo, la determinación del Barcelona encerró al equipo 'ché' en su área durante el primer cuarto de hora. Ya a los tres minutos, Milito pudo estrenar el marcador, pero la oportuna intervención de Joaquín en la misma línea de gol impidió el tanto del zaguero argentino, e instantes después, fue Iniesta el que puso a prueba a Hildebrand con un potente disparo que atajó correctamente el portero alemán.

El Valencia no se abrumó ante las acometidas del conjunto azulgrana y entró en el cuerpo a cuerpo. Lejos de su mejor versión, Villa apeló a su extenso repertorio en el golpeo para sembrar de dudas a Valdés, que vio como un envenenado centro-chut del asturiano se paseaba delante de su portería. Ante la indefinición de los hombres de Rijkaard, temerosos a recibir un gol, Baraja tomó el balón al borde del área, recortó y envió un misil que se estrelló contra las redes del portero del Barcelona.

Desde ese momento, el partido entró en una dinámica favorable al Valencia. Bien plantado sobre el terreno de juego, el once de Ronald Koeman no varió ni un ápice su guión, basado en un buen posicionamiento defensivo y picardía en la zona de ataque. El Barça, algo tocado, no descompuso su dibujo. Bojan merodeó con peligro la meta de Hildebrand en un par de ocasiones y Milito probó fortuna con un nuevo testarazo que aterrizó mansamente en las manos del portero germano, que poco después veía como un duro lanzamiento de Abidal se perdía en las gradas de Mestalla. Ante la escasez de pegada de su oponente, el Valencia efectuó otro ejercicio de efectividad que puso al desnudo las carencias defensivas del Barça. Ni Zambrotta, ni Puyol ni Touré acertaron a despejar un balón aislado en el área, que Villa, muy astuto, cedió a Mata para que el joven delantero valencianista certificase el 2-0 al filo del descanso.

Intercambio de despropósitos

El segundo acto fue un fiel reflejo de la escasa fiabilidad que ofrecen hoy día ambos equipos. Los desajustes defensivos, los descuidos en las marcas y las imprecisiones convirtieron el choque en una vorágine de oportunidades. Gudjohnsen pudo recortar diferencias con un acrobático remate que se marchó alto, y Bojan, el más destacado en el conjunto azulgrana, acarició el gol tras una jugada individual que concluyó con una mala definición. Rijkaard movió ficha. Introdujo a Sylvinho y a Henry, que entre ambos confeccionaron el primer gol del Barça rubricado con un gran remate de cabeza del espigado ariete galo.

El tanto ofreció un atisbo de luz al equipo azulgrana, que empecinado en pulverizar sus opciones de clasificación, concedió un nuevo gol al Valencia en una acción en la que Mata asestó el mazazo definitivo ante la pasividad de la defensa del Barça. No obstante, Eto'o, enrabietado, recogió una carambola en el área valencianista a diez minutos del final para maquillar el resultado. El tanto del camerunés aportó emoción al epílogo del encuentro, que murió entre faltas, pelotazos y la algarabía de la parroquia valencianista.

Los jugadores del Valencia celebran el pase a la final ante la decepción de Puyol y Henry.
Los jugadores del Valencia celebran el pase a la final ante la decepción de Puyol y Henry.EFE

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