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FÚTBOL | ATLÉTICO DE MADRID 1 - MURCIA 1

Agüero y el Atlético se rompen

El equipo de Aguirre paga la lesión de su gran estrella y es incapaz de superar al Murcia

Mediada la segunda parte, el Calderón se echó a temblar. Y no porque el Murcia pusiera en aprietos al Atlético, que no lo hacía ni ganas que tenía. En un lateral del césped, Agüero cayó desplomado. Tanto se esmeró De Coz en marcar de cerca al Kun que se fue tras él mientras correteaba alejándose del balón, que estaba en el otro extremo, con tan mala suerte que le pisó atrás, encima del talón, tacos de aluminio abriéndose paso en una zona que sólo protegen un vendaje y una media. Cayó herido Agüero, fulminado, retorciéndose de dolor. Un angustioso run-run recorrió la grada y se hizo aún más sonoro cuando el Kun abandonó el césped llorando y sin apoyar su pie derecho.

Hasta la lesión de su estrella, el Atlético se lo había tomado con calma. Con demasiada calma. Daba la sensación de que sus jugadores, dado que el Murcia les regaló el balón desde el saque inicial, estaban convencidos de que antes o después darían en la diana. No se desató el Atlético, pero sí supo hilvanar el juego y acumular alguna que otra ocasión. Logró un gol que el árbitro, con justicia, invalidó. Llegó en un jugadón de Forlán, que, tras varios regates, abrió a Pernía. Éste, que en algún momento logró asociarse con más dignidad de lo acostumbrado con Simão, prolongó el balón hacia el portugués, que centró para que Forlán, que llegaba lanzado, cabeceara a la red. Pero , aunque por centímetros, Forlán se encontraba en fuera de juego.

Eran momentos de absoluto dominio rojiblanco. Más que imaginación, Motta da al Atlético una calma de la que hasta ahora andaba escaso. Una fabulosa volea de Maxi en el segundo palo mereció ser gol, igual que el cabezazo de Agüero tras una gran combinación de Raúl García con el capitán. Mientras tanto, el Murcia se limitaba a verlas venir, sin hacer más ruido que la lucha que Goitom se traía con los centrales, el puesto maldito del Atlético, donde ayer, y ya es hora, saltó la noticia: Pablo no falló una sola vez.

Pero (milagros los justos) Eller no se quedó sin inventarse la pifia de todos los días. De Lucas sacó una falta al área, en la segunda ocasión en que el Murcia veía el escudo a Abbiati, y a Eller no se le ocurrió otra cosa que impedir el remate de Iván Alonso abrazándose a él. Los jugadores del Atlético protestaron porque algo tenían que hacer, pero aquello era penalti. Jofre marcó y el Atlético se encontró en un escenario impensable minutos antes.

Y se acabó la calma. El equipo recuperó la imagen atropellada que le ha acompañado en los últimos tiempos. Resultado: el Murcia se vino arriba. Y tan alegre se vio el equipo de Alcaraz que olvidó que el Atlético, incluso en sus momentos más depresivos, maneja a la perfección los códigos del contragolpe.

Así que Agüero cazó el balón y se disparó. Con el cuerpo evitó que los dos defensas que le perseguían se lo robaran. Intentaron derribarle, con nulo éxito, y el argentino dejó que Luis García , que corría a su vera, se hiciera con la pelota antes de presentarse ante Notario y batirle con un disparo seco, tremendo.

Pero, al instante, el tobillo de Agüero crujió. A partir de ahí, el partido fue un quiero y no puedo del Atlético y un poco querer del Murcia, satisfecho con el empate, convencido de que cualquier riesgo podía suponer un castigo. Lo corrió y sólo el empecinamiento de Maxi en agotar él la jugada, disparando alto cuando Forlán aguardaba su pase en soledad, evitó que el Atlético cazara una victoria que mereció y que se dejó olvidada por ese empeño suyo en que cualquiera, ayer el Valencia, hoy el Murcia, mañana quién sabe, saque los colores a su defensa, ayer a Pablo, hoy a Eller, mañana quién sabe.

El Kun Agüero, lesionado
El Kun Agüero, lesionadoAS

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