El Madrid también sabe ganar a la NBA
El Real Madrid derrota a los Toronta Raptors por tan sólo un punto
El Real Madrid esgrimió la casta de los grandes clubes del baloncesto europeo y se unió al exclusivo club de los equipos de este lado del Atlántico que han ganado ante un rival de la NBA, los Toronto Raptors, que salió del choque igual que Memphis de la pista del Unicaja el martes pasado (102-99) y que Philadelphia, hace un año, del Sant Jordi (104-99).
El segundo plato de la jornada NBA en Madrid reconcilió a los quince mil espectadores que llenaban el Palacio de los Deportes con el espectáculo. El Estudiantes - Memphis careció de atractivo. El choque entre el campeón de la ACB y los Toronto Raptors, por el contrario, si obedeció a lo esperado entre un conjunto como el blanco y una formación de la liga más poderosa del mundo.
Además, el bloque canadiense tiene una estructura muy europeizada. Para empezar, porque dispone de dos internacionales españoles campeones del mundo (Jorge Garbajosa y José Manuel Calderón). Para continuar, porque también ha confiado en el italiano Andrea Bargnani y el esloveno Rado Nesterovic, lo que le da un aire de cercanía con el estilo que impera a este lado del planeta. Antes de que acabase el primer cuarto todos estaban en pista acompañados por Jason Kapono. Por algo sería.
La puesta en escena del equipo dirigido por Sam Mitchell puso en evidencia al Madrid (3-13), pero en el equipo blanco había ganas de jugar. Charles Smith es un hombre con sello NBA. Entre otras cosas, ya acabó la Euroliga de hace dos años como máximo anotador. Luego está Raúl López, que interrumpió su etapa madridista para buscar fortuna en los Utah Jazz y también sabe lo que es la Liga norteamericana, Louis Bullock, un jugador de seda donde quiera que juegue, y Sergi Llull, de largo, lo mejor de la velada. Un hombre decisivo en los tiros libres decisivos y vital en el perímetro. Smith se acopló perfectamente a la línea de triples más alejada (7,25 metros) y despertó al cuadro madrileño (6-13), aunque el Madrid empezó a sentirse verdaderamente bien sobre la cancha cuando Raúl López ocupó el puesto del turco Kemal Tunceri.
Al partido se le cayeron de la lista Chris Bosh, por parte visitante, y Felipe Reyes -lumbalgia-, por el lado español. Mala suerte, más que nada para el pívot madridista. Pero el choque cobró interés pese a las ausencias. El Madrid completó los primeros doce minutos a siete puntos (22-29) y creció a medida que avanzaba el reloj.
Garbajosa y Calderón ya habían recibido la ovación correspondiente al entrar en cancha. Con ellos el público ya tenía todo lo que deseaba. La velada estaba completa. López en su salsa. Sus pases fueron lo más divertido del arranque y, también, la chispa que encendió al bloque de Joan Plaza.
Un triple de Louis Bullock y un contraataque culminado por el serbio Blagota Sekulic en solitario incrementaron las buenas vibraciones (29-33 m.16). Los blancos se habían enchufado a la fiesta. Por completo: 37-39 a los diecinueve minutos. Incluso más: Sergi Llull y Pablo Aguilar, los menos experimentados del banquillo, también entraron pronto en la rotación.
Toronto, sin síntomas de sorpresa por el repunte madridista, tiró de libreto para ganar tranquilidad. TJ Ford desgranó alguna de sus perlas, Bargnani explicó los motivos que hace un año le llevaron a convertirse en el primer jugador no estadounidense que logra el número uno del draft (sorteo universitario), y así, con un poco de aquí y otro de allá, bajar un poco los humos a los anfitriones (39-49 m.22).
Un partido muy ajustado
En todo caso, dos detalles importantes: el Madrid mantiene las formas del curso anterior y la vocación colectiva; otra, Toronto es capaz de jugar en grupo. De esa forma replicó a los campeones de la ACB. Como un equipo. Ford, Bargnani, pero también Juan Dixon y Rado Nesterovic o Garbajosa. Y el Madrid. Al filo del descanso se lo pasaba bien. Mucho, porque Smith soltó la muñeca desde el arco para empatar (54-54).
Nesterovic, no obstante, encontró un hueco para dejar a Toronto por delante en la primera parte (54-56). En la estadística, siete de quince en triples para los blancos.
Bullock y Smith palpaban su ambiente. Cerca de los suyos. El escolta, además, en el mismo papel que en la ACB, en el de máximo anotador. Un triple elevó su cuenta a dieciocho puntos y empató de nuevo el parcial (63-63). Le siguió Alex Mumbrú, que lo alteró a favor del Madrid (66-63 m.30). Y lo amplió el griego Michalis Pelekanos. El órdago iba en serio (68-63 m.31).
Los rumores de aquel choque contra los Celtics de hace veinte años en el que sobresalió Pep Cargol sobre el parqué del viejo Palacio capitalino y acabó en manos de Boston (111-96) resonaban por la pista de la calle Goya. Pese a todo, Mitchell mantenía a Garbajosa y Calderón sentados.
Los dos internacionales españoles regresaron al quinteto canadiense en el último trecho del tercer periodo. La experiencia de Memphis contra el Unicaja (102-99 para los malagueños) estaba aún fresca en la mente de todos. Toronto intuía problemas. El Madrid quería dárselos: 79-75 a un cuarto de la bocina.
Quizá por ese motivo surgió un bache anotador compartido por ambos cuadros al arrancar la cuenta atrás (79-76 m.40). El rebote ofensivo otorgaba segundos opciones de tiro muy interesantes al Madrid en un momento decisivo, pero acertó poco, así que Toronto lo utilizó para recuperar el sitio (81-82 m.42), al menos por un instante.
Bullock y Llull les arrinconaron otra vez tras una serie de tres triples seguidos (dos del catalán). A tres minutos y medio había margen para todo y la voz cantante hablaba castizo (90-86). Uno después nada había cambiado (92-88). Otro más tarde, casi nada (94-92). A sesenta segundos del final, la sartén estaba boca abajo.
Smith la giró con un triple desde la esquina. Era el triunfo (97-92). El Madrid ya puede presumir de haber ganado a un equipo de la NBA, igual que el Barcelona (Philadelphia) y el Unicaja (Memphis).
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