Un Real Madrid en construcción
El equipo de Schuster cae ante el PSV y pone de manifiesto sus carencias en el centro del campo
El Real Madrid perdió ante el PSV Eindhoven por 2-1, goles de Aissati y Zonneveld para los holandeses y Saviola para el equipo blanco, en la final de la Copa de Ferrocarriles, que se disputó en el estadio del Lokomotiv de Moscú, en un partido en el que los de Schuster no fueron capaces de mejorar la imagen mostrada en los últimos partidos a pesar de sus buenos últimos minutos.
El equipo blanco disputaba su cuarto partido de pretemporada y Schuster volvió a introducir varios cambios en el equipo, de cara a obtener la mejor preparación para la temporada. Así, Gago, Marcelo y Robinho disputaron sus primeros minutos, y pudieron verse algunos cambios importantes, como la pareja de ataque formada por Saviola y Raúl.
Con estas novedades el Real Madrid comenzó el partido flojo, lento en el juego y sin verticalidad. Por su parte el PSV se mostró más metido en el partido y algo más incisivo en ataque, pero sin demasiado peligro. Así, aunque la primera parte fue muy igualada, el marcador acabó desnivelándose del lado que más lo mereció, el PSV.
Aissati adelantó a su equipo en el minuto 32 gracias a un disparo lejano que se coló por la escuadra derecha. El gol espoleó al Real Madrid, que bien pudo empatar por mediación de Marcelo, pero los de Schuster dejaron huecos atrás que dieron lugar a varias ocasiones holandesas. En una de ellas, Zonneveld marcó de falta directa aprovechando la mala colocación de Dudek y puso el 2-0 parcial al descanso.
Sin pegada
La segunda mitad no fue muy distinta. El PSV se sentía cómodo con el marcador a favor y el Real Madrid, pese a la entrada de Robinho y Guti, seguía sin inquietar la portería de Gomes. No obstante, en una internada personal de Balboa, éste recibió una falta que acabó en gol de Saviola al materializar una jugada ensayada con Guti.
Un minuto después el propio Guti lanzó un tiro libre al palo y el PSV se amilanó. Sin embargo, el cansancio hizo que el Real Madrid se partiera en dos y no fuera capaz de aprovechar el bajón holandés. Schuster dio entonces entrada a Baptista y Diarra para intentar corregirlo, pero aunque el equipo pasó a dominar el partido y merecer más, el marcador no volvió a moverse.
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