Paunovic desmonta al Zaragoza
El jugador serbio le da los tres puntos al Getafe ante un rival diezmado por la expulsión de Álvaro
Si el Getafe derrocó al Zaragoza fue porque Paunovic se saltó el guión del partido, ese que aboga por el conservadurismo, por un fútbol tan simplón como aburrido. Sin la necesidad de los puntos para soportar el tirón de los equipos europeos y sin la exigencia de aumentar la distancia respecto a los equipos inmersos en la lucha para salvarse del descenso, el Zaragoza y el Getafe apenas se atrevieron a retarse. A lo sumo, se tentaron, cuando el Zaragoza logró dos palos en la recta final. El único que se animó fue Álvaro, que hizo una estupidez supina. Se dejó llevar por los impulsos, con la adrenalina al máximo, y le propinó un codazo al propio Paunovic. Una acción que dejó a su equipo con diez hombres. El jugador serbio completó su excelente actuación y, después de haber logrado el tanto del empate, consiguió el gol que decantó el triunfo para su equipo.
Héroe en la Copa del Rey porque doblegó con sus goles al Barcelona y al Real Madrid, Diego Milito retornó al equipo tras superar sus molestias musculares. Y logró su duodécimo gol, únicamente tres menos que David Villa, su antecesor en el delantera del equipo de la Romareda, en las dos últimas temporadas. Pero para batir a Luis García tuvo que sudar de lo lindo. Diegol, harto de no tocar balón, se empeñó en ir a buscar balones fuera de sitio. Tarea que se le suele encomendar a Ewerthon porque su velocidad le permite acompañar la jugada de ataque. Pero el delantero brasileño se empecinó en reservar sus explosivas carreras para los pases profundos y verticales. Decisión que limitó el juego blanquillo, que exprimió a Diego Milito. Al tiempo que reinvirtieron las posiciones, cuando el ariete hizo de ariete y Ewerthon se decidió a salir de su parcela, el Zaragoza consiguió adelantarse. Cani se la puso al brasileño que, en una carrera en diagonal y buscando la espalda del defensa, logró pisar área para asistir a Diegol.
Pero fue Paunovic quien se quedó con los galones de goleador, quien demostró ser el más listo de la clase. Tarea que se le presuponía difícil porque él solo suplía a los ausentes Güiza y Riki, las sensaciones ofensivas del Getafe. A Paunovic, primero le ayudó César, que pecó de descarado al salir desbocado en una falta lateral lanzada por Gavilán. El portero ni se acercó al balón y el delantero del Getafe, de cabeza, lo alojó en el fondo de las mallas.
Luego fue Álvaro, quien, iracundo tras haberse enzarzado en una gresca innecesaria con Gavilán, cayó en la provocación que le ofreció posteriormente Paunovic. En la siguiente jugada, Álvaro le incrustó el brazo en la cara. Pero aún con la nariz roja, Paunovic marcó el segundo tanto. El Zaragoza, entonces, estiró sus líneas, se acordó de su fútbol y, además de varias ocasiones, alcanzó a tirar dos palos, uno de Óscar y uno de Savio. Pero Paunovic ya había impartido la lección del día.
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