El Cádiz sigue de fiesta
El Málaga ya suma siete partidos sin conocer la victoria
El Málaga ha entrado en barrena. A pesar de batir su récord de fichajes en el mercado de invierno, en el club malagueño urge una reflexión profunda. El equipo no levanta cabeza y, tras siete partidos sin ganar, ha cerrado la primera vuelta de la peor forma posible: perdiendo en La Rosaleda ante un rival directo y con peor balance de puntos que el curso pasado cuando, precisamente, Antonio Tapia sustituyó a Gregorio Manzano en el banquillo.
El descenso de nivel es una realidad y ahora es el técnico cordobés Tapia el que está en entredicho después del triunfo de un Cádiz que sigue protagonizando un 2006 espectacular: en los cuartos de final de la Copa del Rey a costa del Sevilla y con dos victorias consecutivas en la Liga. La última, ayer, en La Rosaleda, donde no ganaba desde el decenio de los 80.
La necesidad imperiosa de ganar y los nervios de no poder fallar ante su afición tras una pésima racha se convirtieron en una mezcla explosiva para un Málaga agarrotado. Los hombres de Tapia pululaban por el campo sin orden ni concierto y de ello se aprovechó el Cádiz, que presenta una mejor cara en este nuevo año y que, crecido con su trayectoria copera, mostró un mayor repertorio de recursos para sumar los tres puntos.
El cuadro amarillo dominaba y hacía las veces de local ante el juego torpe de su rival, pero bien es cierto que el castillo de naipes se vino abajo cuando Medina logró el primer gol de forma claramente ilegal. El uruguayo anduvo listo y se adelantó a la zaga malaguista en el saque de una falta, pero, viendo que no llegaba a rematar, no dudó en dar al balón con una mano para batir a Arnau. Todos lo vieron, salvo los que tenían potestad para anularlo. Ni el árbitro ni el juez de línea más cercano observaron la infracción y, ante la celebración del Cacique, señalaron el centro del campo.
Impotente se mostraba un Málaga que fue duramente golpeado con el segundo gol de Medina. Esta vez el regalo no llegó por parte del trencilla, sino de la zaga blanquiazul. César Navas lo dejó solo ante Arnau y el charrúa no erró e hizo el doblete con una bella vaselina.
Con semejante panorama, Tapia sólo podía tocar zafarrancho de combate y dio entrada a Morales y Antonio López, que revolucionaron el juego local, pero la ilusión de la grada quedó cercenada a los 10 minutos de la reanudación cuando Pérez Lasa expulsó al sevillano por doble tarjeta amarilla (la primera la vio en el banquillo por protestar). El Cádiz sólo se vio presionado durante el corto espacio de tiempo que ambos estuvieron juntos en el césped. Después todo quedó en un placentero, para él, pasar de minutos.
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