Saviola caza al Zaragoza
El Sevilla exprime su superioridad numérica por la expulsión de César en el minuto 38
La expulsión de César magnificó el esfuerzo del Zaragoza y definió la victoria del Sevilla, que se impuso a un rival tan necesitado como nervioso. No en vano el cuadro aragonés mostró sus debilidades en el primer tiempo por la falta de un mediapunta y perdió el encuentro cuando más apretó, cuando hizo acto de presencia el oportunismo de Saviola.
Una derrota, a fin de cuentas, que pareció desengañar a la hinchada maña y cuestionar la continuidad como técnico de Víctor Muñoz. Un balón en largo llegó a Kanouté, que, con un toque sutil, trató de hacerse un autopase por encima de César, fuera del área dado el riesgo. Sin otra posibilidad, César ofició de portero. Pero el árbitro vio cómo su manopla derecha cortaba la tentativa sevillista y no dudó en mostrarle la tarjeta roja.
Fue entonces cuando el Zaragoza buscó amparo en la sentencia de Helenio Herrera: "Con diez se juega mejor". Incluso pareció verídica cuando el palo repelió un fuerte disparo de Sergio García; cuando, herido como estaba, el Zaragoza tiró de casta, aunque con anarquía y desorden. Pero sólo lo pareció porque Saviola aprovechó un rechace para desnudar al rival.
Hasta que el Zaragoza se quedó en inferioridad el sistema empleado por ambos equipos fue el mismo: un 4-4-2 sin rombo, con dos medios centro. Pero existió una diferencia determinante. Mientras que los medios del Sevilla, Martí y Jordi, eran de talante ofensivo, los del Zaragoza, Celades y Zapater, eran de corte defensivo. El Zaragoza, con el balón en los pies, se perdió en la horizontalidad al buscar sin éxito un enlace entre la delantera y la media. No existía.
Ni siquiera la variación táctica de Víctor Muñoz, que alineó por primera vez a dos delanteros en vez de fomentar el atrincheramiento en el círculo central, propició esos espacios tan necesarios para la segunda línea. Al cuadro andaluz, por el contrario, le fue más fácil trenzar, triangular. Así, Palop siempre sacaba con la mano, la defensa buscaba a los medios y éstos tocaban de primera, bien a la banda, bien a Kanouté para que peinase hacia delante a Saviola. También repercutieron las características de los medios centro en la presión. El Sevilla adelantaba sus líneas, presionaba en campo ajeno.
El Zaragoza, aunque Milito tirara de fueras de juego, aguardaba y propiciaba que las líneas se juntaran en exceso. Poco espacio para muchos jugadores.
Situación idónea para el Sevilla y sus futbolistas habilidosos y rápidos. Para los primeros, como Jesús Navas y Martí, porque podían deleitarse en sus regates. Para los segundos, como Saviola, porque tenían metros para correr en el último tercio. Al final, desgastado el Zaragoza, Alves recogió un despeje de Valbuena y marcó a placer. Dos goles del Sevilla —otros tantos anulados—, una derrota que hace mucho daño al Zaragoza y gritos reiterativos de "¡fuera, fuera!" en La Romareda.
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