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Crónica:TENIS | Open de Estados Unidos
Crónica
Texto informativo con interpretación

Blake barre a Nadal del Open de EE UU

El tenista local elimina al 'número dos' por 6-4, 4-6, 6-3 y 6-1

Temporada agridulce la de Rafael Nadal, que ha demostrado con 19 años que es capaz de ganar Roland Garros y una miriada de torneos menores, pero se ha estrellado en Wimbledon y en el Open de Estados Unidos, incapaz aún de dar el salto para entrar en el Olimpo ganando sobre cualquier superficie. El tenista mallorquín ha sido eliminado en Nueva York por el norteamericano James Blake (6-4, 4-6, 6-3 y 6-1); sobre el papel ha caído en tercera ronda, pero en realidad se ha ido a casa en cuanto se ha encontrado con el primer tenista destacable.

Blake, de 25 años, ocupa el puesto 49 en la clasificación de la Asociación de Tenistas Profesionales, y ha ganado 13 de sus últimos 15 partidos. Ha estado además respaldado por un público enfervorizado. Sin embargo, enfrente ha tenido a un Nadal que parecía la sombra de sí mismo, sobre todo en el último set, que ha entregado, ya sin aliento, sin oponer resistencia ni tan siquiera correr tras la bola.

Para el tenista norteamericano, a la tercera fue la vencida: en 2002 cayó en tercera ronda ante el australiano Lleyton Hewitt, que acababa de ganar en Wimbledon; en 2003 perdió ante el suizo Roger Federer, que también había vencido en Londres; por fin, en 2005, ha eliminado, en tercera ronda, a un rival de cuidado, por muy desdibujado que estuviera hoy el español.

Blake no compitió en 2004. Desde muy pequeño había destacado como tenista, y su futuro se presentaba prometedor; pero con 13 años se le descubrió una desviación de la columna que le obligó a llevar un aparato corrector durante 18 horas al día. A los 18, ya recuperado, entró becado en Harvard y se convirtió en el mejor tenista de su país (1999); tres años después era el 28 del mundo, pero en 2004 se rompió una vértebra cervical en un entrenamiento en Roma al chocar contra un poste de la red al intentar devolver la pelota. Poco después moría su padre de cáncer. Cuando se recuperó de la lesión, un herpes le paralizó la cara y le cegó de un ojo. A su regreso ocupaba el puesto 210º.

Al Open ha llegado como invitado, pero se ha llevado por delante al número dos del mundo como un vendaval, aupado como decía por el público de su ciudad natal, Nueva York. Vuelve a tener todo el futuro por delante. Como Nadal.

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