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Pedro Garfias, el poeta del exilio adorado en México y olvidado en España

Un acto de hermanamiento en el país norteamericano reúne el legado de Miguel Hernández y Pedro Garfias, unidos por el compromiso cívico y el dolor de la Guerra Civil

“Para el gran Pedro Garfias, poeta de nuestra guerra”. En 1937 el poeta de Orihuela (Alicante) Miguel Hernández le dedicó un ejemplar de Viento del pueblo a su admirado ...

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“Para el gran Pedro Garfias, poeta de nuestra guerra”. En 1937 el poeta de Orihuela (Alicante) Miguel Hernández le dedicó un ejemplar de Viento del pueblo a su admirado Pedro Garfias, uno de los poetas españoles más olvidados y marginados, que falleció en el exilio de México en 1967. A los dos escritores les unió el compromiso cívico de sus obras y, sobre todo, su implicación en la Guerra Civil, donde ambos desempeñaron las labores de comisarios, Garfias del Batallón Villafranca y Hernández en la brigada de El Campesino.

Ahora, cuando se han cumplido casi nueve décadas desde el inicio de la Guerra Civil española, Miguel Hernández y Pedro Garfias, nacido en Salamanca aunque criado en Andalucía desde los tres años, han quedado unidos para la eternidad gracias a un acto de hermanamiento celebrado el pasado septiembre en México, donde se reconoció la militancia poética de Pedro Garfias y la notable influencia que ejerció en las letras mexicanas.

“Garfias vivió todas las etapas literarias importantes del siglo XX: ultraísmo-27-Guerra Civil-exilio. Fue un hombre comprometido con los más desfavorecidos en los distintos pueblos donde vivió desde su época juvenil, donde ya era caracterizado como ‘bolcheví’ en 1920. Después luchó por la libertad e independencia desde su postura republicana y marchó al exilio, donde cantó también a la patria que lo acogía: México”, explica el catedrático José María Barrera López, investigador durante más de medio siglo de la obra de Garfias y artífice de los tres tomos de sus obras completas editados en Monterrey en 2024.

Pedro Garfias (1901-1967) fue un poeta muy importante en el contexto de la poesía española de la primera mitad del siglo XX. Su libro El ala del sur (1926) respira un aire suave de vanguardia, en consonancia con la poesía pura y cierto creacionismo. “Pero donde él de verdad se hace poeta y crece como persona es durante la Guerra Civil española. Allí cultiva los romances, los recita para animar y arengar a las tropas, y vive su periodo más activo”, señala el poeta jiennense y profesor de la Universidad de Granada Juan Carlos Abril, coordinador del encuentro literario que ha hermanado a los dos autores españoles. El encuentro fue organizado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), en colaboración con la Universidad de Guadalajara y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y participaron representantes de la Fundación del Legado Literario de Miguel Hernández de Jaén, la Secretaría Cultural de Ciudad de México, el Ministerio de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz, el Centro Cultural de España en México, el Instituto Cervantes, la Universidad de Granada, la Diputación de Jaén y la Fundación Cultural Miguel Hernández de Orihuela.

Abril apunta que Garfias pudo desarrollar su magisterio en México, donde lo reconocieron y admiraron y como se refleja en las diferentes estatuas y bustos que posee hoy día por las diferentes ciudades en las que estuvo, como Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Torreón, Morelia o Tampico. Con todo, el exilio supuso una decepción para Garfias de la que nunca se restableció. Escribió ya en Gran Bretaña Primavera en Eaton Hastings, publicado en México en 1941 pero escrito en la primavera de 1939 y sin duda su mejor poemario. “Aunque en México se sintió feliz y encontró un país en el que se sintió como en casa, encontró su segunda y amada patria, la conciencia de la derrota le persiguió para siempre”, explica Juan Carlos Abril sobre Garfias, que murió en 1967 en la completa indigencia en Monterrey.

El investigador José María Barrera, también presente en el encuentro, enumeró similitudes en la vida y la obra de los dos poetas españoles. “Los dos se forman en el modernismo tardío, aunque con diferencias: el alicantino será gongorista (Perito en lunas, 1933); Garfias, del vanguardismo inicial ultraísta, evolucionará al neopopularismo (El Ala del Sur, 1926)”. Además, añade Barrera, los dos viven en el Madrid de la República y ocasionalmente coinciden en la revista Línea, en 1935, de la que Garfias fue uno de sus impulsores. También fundó en 1922 Horizonte, revista calificada por Rafael Alberti como “arco iris tras el aguacero ultraísta”. Ambos también pertenecieron al Partido Comunista. En el Carnet de Milicias Andaluzas n. 231, de agosto de 1936, Pedro Garfias figura con el número 25.739. Miguel Hernández, que ingresa en el verano de 1936, consta con el número 120.295, de profesión mecanógrafo, sin hacer valer sus dotes de escritor.

Y coincidieron en las líneas del Frente Sur, en Andalucía, en 1937, colaborando en el periódico del mismo nombre, editado en Jaén, y en el periódico de Castuera (Badajoz), Frente Extremeño. Además de las trincheras, coincidieron en la retaguardia valenciana en 1938. “Sus poemas son de compromiso cívico. Garfias canta a sus héroes del sur y a la defensa de Villafranca y Pozoblanco, pidiendo unidad e independencia del territorio patrio frente a la invasión extranjera; mientras que Hernández canta a héroes como ‘Rosario, dinamitera’, centrándose en los desheredados (El niño yuntero) y la dimensión meditativa del conflicto (Sentado sobre los muertos, El sudor)”, señala José María Herrera, gran experto en la obra de Garfias.

El director de la Fundación Legado Literario de Miguel Hernández de Jaén, José Antonio Martínez Liébana, destaca que tanto Hernández como Garfias fueron los únicos escritores de esa generación que toman las armas en la defensa de la Segunda República. Garfias fue uno de los fundadores de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura y Hernández firmó el manifiesto fundacional de dicha alianza. Y en el poema Llamo a los poetas de Hernández, este alude entre otros a Garfias. “No hay constancia documental de que se conocieran pero se da por hecho de que sí lo hicieron. Josefina Manresa [la esposa de Hernández] alude a él en su autobiografía”, concluye Martínez Liébana.

El encuentro literario de septiembre en torno a los dos poetas españoles se celebró en varias ciudades mexicanas y empezó con un homenaje inicial en Ciudad de México. En la biblioteca de la Universidad de Guadalajara se presentó, además, un volumen con las Obras Completas de Pedro Garfias, editadas por la UANL y con la edición, prólogo y notas del catedrático sevillano José María Barrera López, el mayor conocedor del escritor exiliado.

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