El abuso de poder y el acoso sexual a Nevenka Fernández llegan al cine con Icíar Bollaín

El equipo que realizó ‘Maixabel’ rueda estos días en Bilbao una nueva película, ‘Soy Nevenka’, basada en hechos reales: la vejación que sufrió la entonces concejala de Hacienda de Ponferrada a manos del alcalde

Mireia Oriol, que da vida a Nevenka Fernández en 'Soy Nevenka'.David Herranz

Nevenka tenía, y tiene, un apellido: Fernández. “Pero, fíjese, nunca se mencionaba. Al dejarla solo en Nevenka se la cosificó, se la redujo a mero objeto femenino, a algo sin alma... Y además, ese nombre sonaba a extranjero, a alguien que hubiera venido de fuera para alborotar una ciudad”, reflexiona el actor Urko Olazabal. El ganador del Goya ...

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Nevenka tenía, y tiene, un apellido: Fernández. “Pero, fíjese, nunca se mencionaba. Al dejarla solo en Nevenka se la cosificó, se la redujo a mero objeto femenino, a algo sin alma... Y además, ese nombre sonaba a extranjero, a alguien que hubiera venido de fuera para alborotar una ciudad”, reflexiona el actor Urko Olazabal. El ganador del Goya a mejor secundario por Maixabel lo cuenta en un pequeño despacho de un edificio clásico en Bilbao. Pocos minutos después, la directora Icíar Bollaín apuntalará, sentada en el mismo lugar, ese discurso: “La historia de Nevenka Fernández y el alcalde de Ponferrada (León), Ismael Álvarez, se contó en su momento, en 2000, desde los medios de comunicación con muy poca simpatía hacia ella. Era una trepa, una chica sin conocimiento, que se enrolló con el alcalde... Vamos, se la señaló como la culpable. Es fascinante lo lejos que estaba aquel relato de la realidad”.

Ambos saben de lo que hablan, y en pocas frases han resumido el espíritu que hace dos décadas se apoderó de Ponferrada, la capital de la comarca leonesa del Bierzo, y de parte de España, cuando Nevenka Fernández, concejala de Hacienda, denunció a su alcalde, Ismael Álvarez, por acoso sexual. Aquella dura batalla por dejarse oír y por recibir una reparación judicial a su sufrimiento se convirtió en el gran escándalo de inicios de siglo XXI, en un termómetro certero del machismo de la sociedad española y, ahora, en una película, Soy Nevenka, que dirige estos días en Bilbao Icíar Bollaín con Mireia Oriol encarnando a la economista y con Olazabal como el entonces líder del PP local (partido al que también pertenecía la concejala) y empresario Ismael Álvarez.

Urko Olazabal, Icíar Bollaín y Mireia Oriol, en el rodaje de 'Soy Nevenka'david herranz

EL PAÍS es el primer medio de comunicación que entra en el rodaje. Estas semanas se filman en Bilbao todos los interiores, y a continuación el equipo viajará a Zamora, donde grabarán las secuencias de calle. Los productores, Bollaín y algunos técnicos han visitado Ponferrada en varias ocasiones. “En verano nos habían reservado un hotel, y al llegar descubrimos que pertenecía a Álvarez. Así que sí, tiene nuestros datos personales”, revela el productor Koldo Zuazua. A su lado, el otro productor, Juan Moreno, sonríe. Ambos, junto a Bollaín y la guionista Isa Campo, crearon un equipo de éxito con Maixabel, también basada en hechos reales: el asesinato de Juan María Jaúregui a manos de ETA y los encuentros que su viuda, Maixabel Lasa, aceptó mantener años más tarde con los verdugos de su marido.

Ahora el equipo espera repetir jugada en lo artístico, y ya lo han hecho en lo técnico: el rodaje a inicios de año les permitirá llegar con la película acabada a los festivales de otoño. “Lo primero fue crear puentes de confianza con Nevenka Fernández a través de Ana Pastor, productora del documental de Netflix de 2021 donde la economista habló por primera vez, y de Juan José Millás, autor del libro Hay algo que no es como me dicen. El caso de Nevenka Fernández contra la realidad. Lo logramos. ¿Rodar en Ponferrada? Bueno, desde el mismo Ayuntamiento, a través de la prensa local, respondieron a esa pregunta”. A inicios de 2024, tras el silencio administrativo, el primer teniente de alcalde, Iván Alonso, negó que se hubieran puesto “trabas” al rodaje, pero explicó que el alcalde de la capital berciana, Marco Morala (PP), no veía “conveniente” el uso de algunos espacios públicos, como el Ayuntamiento o el castillo.

En el Palacio Olabarri, antigua sede de la Autoridad Portuaria de Bilbao —a punto de reconvertirse en un (otro más) hotel de lujo— ,se han reproducido numerosos interiores: en una estancia aparece el despacho del regidor, en cuya mesa se amontona hasta un calendario de anillas de la época; en otra, el despacho de la edil de Hacienda, lleno de grandes archivadores con informes en estanterías, papel timbrado de la municipalidad entre el material de oficina y carteles de la época sobre la comarca del Bierzo y la belleza de sus parajes naturales en las paredes. En un vestíbulo se ha recreado una oficina del Consistorio, a la vuelta de la esquina se puede entrar en el estudio de Radio Bierzo con sus micrófonos, su pecera para el técnico y la mesa de sonido... La directora de fotografía Gris Jordana (La Mesías) se mueve casi fluyendo entre el aparataje eléctrico. Bollaín, que no es de levantar la voz, ni siquiera da la orden de acción. Sin aspavientos aunque con concentración, se rueda.

Nevenka Fernández, el 26 de marzo de 2001, cuando dimitió como edil y en una rueda de prensa junto a su abogado Adolfo Barreda anunció la presentación de una querella contra Ismael Álvarez.EFE

Para Bollaín, este filme es un paso natural tras Maixabel. “Juan y Koldo nos ofrecieron a Isa y a mí tres temas posibles, y sin dudar elegimos la historia de Nevenka Fernández. Vi el documental y recordé y resitué muchas sensaciones, como esa que subraya Millás en su libro que hizo que mucha gente mirara hacia otro lado: era una cosa del PP, ‘de ellos’. Hoy la percepción social ha cambiado completamente, y asistimos a hechos así desde otra perspectiva. Pero, ¿se acuerda? Nunca fue el caso Ismael, siempre se le llamó el caso Nevenka. Como lo ocurrido alrededor de Monica Lewinsky... ¿Por qué no se bautizó como caso Bill Clinton?”. Bollaín y Campo se pusieron con un libreto en el que la protagonista ha colaborado constantemente: “Piense que ella, en ese inicio del siglo XXI, con todo en contra, se volvió a su pueblo, a denunciar a quien gobernaba, y a llevarlo a juicio. Tras muchas conversaciones con Nevenka, queda claro que no lo hizo con un espíritu al estilo Agustina de Aragón, sino por supervivencia, por poner las cosas en su sitio. Ella siempre ha estado integrada en este proyecto, y busca aún respuestas al porqué pasó lo que pasó. “Que gente de fuera revalidemos su historia creo que es importante para ella”.

Bollaín confiesa entre risas que cree que la economista no conocía sus películas, “pero sí Lucas [su novio en aquel 2000 y ahora su marido y padre de sus dos hijos], que es muy cinéfilo”. En 2022 vivieron un año en España, y allí se reunieron Campo, Fernández y Bollaín. Los encuentros han seguido en su actual ciudad de residencia, fuera de España, y se acercará al rodaje. “Ahora, tras el documental, quiere que su drama sirva, que de algo tan horrible nazca algo positivo”.

Urko Olazabal, como el alcalde de Ponferrada Ismael Álvarez, en 'Soy Nevenka'.David Herranz

Mireia Oriol (El arte de volver y protagonista de la serie Alma) guarda un enorme parecido con aquella mujer que un 26 de marzo de 2001, en un salón de un hotel, ante una algarabía de periodistas, contó que renunciaba a su cargo de concejala de Hacienda de Ponferrada, y el porqué de su decisión: el acoso sexual y la humillación recibidos por el alcalde. “Tengo 26 años y tengo dignidad”, subrayó aquella mañana. Después llegó el juicio, el cambio de fiscal, ya que el primero realizó un polémico interrogatorio a la denunciante, y la condena en mayo de 2002 a Ismael Álvarez por parte del Tribunal Superior de Castilla y León con una pena mínima, aunque por primera vez un político español pisó la cárcel por acoso sexual. Ese fue su segundo calvario; el tercero se lo infligió la sociedad española: no solo miles de ponferradinos se manifestaron a favor de su exalcalde, sino que Fernández no encontró trabajo en ninguna empresa y se mudó fuera del país.

La verdad para contar la historia

El primer infierno comenzó meses atrás, cuando, con un máster de Auditoría recién terminado y a sus 24 años, a Nevenka Fernández le ofrecieron ir de número tres en las listas locales del PP en Ponferrada: la papeleta la lideraba, como el Ayuntamiento y la ciudad, Ismael Álvarez, de entonces 50 años. Ella aceptó volver a su ciudad natal, de unos 60.000 habitantes, desde Madrid, donde residía. Tras las elecciones de junio de 1999, fue designada concejala de Hacienda, y tuvo un breve romance con Álvarez. Su negativa a continuar la relación provocó el acoso y el proceso de anulación del empresario. “Tú eres una hija de puta y yo voy a ser un hijo de puta contigo”, le dijo, como se recordaba en el documental. En septiembre de 2000, Fernández pidió la baja por depresión en el Ayuntamiento de Ponferrada, cuando ya había perdido 10 kilos de peso, y se trasladó a Madrid, para recuperarse.

Todo un Everest para la intérprete catalana Mireia Oriol, que charla con EL PAÍS poco antes de esconder la sonrisa y filmar una escueta charla con una funcionaria ponferradina. Casi comparte edad con su personaje en 2000; y conoció a la Nevenka auténtica en noviembre, cuando Fernández viajó a Madrid a recoger un premio concedido por el Ministerio de Igualdad por su resiliencia. Muy pocos se percataron de la presencia de Oriol en el auditorio, y de que se hicieron fotos juntas al acabar el acto. “Me miró y me dijo: ‘Tú tienes la verdad para contar esto’. Es un reto, porque me ha removido profundamente. A la vez ella sufrió una gran transformación y pasó por muy distintos estados anímicos. Hay que cambiar constantemente los colores de la interpretación”. Oriol confiesa que por pura observación, se ha ido “mimetizando en la economista” a pesar de que Bollaín no quería que la imitara.

Icíar Bollaín, Urko Olazabal y Mireia Oriol, en el rodaje en Bilbao de 'Soy Nevenka'.David Herranz

¿E Ismael Álvarez? “Era un triunfador, y no podemos reducirlo a un ogro, porque quedaría como de cartón piedra”, explica la cineasta. “En Ponferrada hemos hablado con mucha gente, con funcionarios municipales que trabajaron con ambos, con constructores y abogados, y muchos cuentan que él seducía tanto a hombres como a mujeres. Aún hoy lo recuerdan como un gran alcalde. Esos testigos también vieron a aquella joven y brillante economista procedente de la auditora Arthur Andersen lanzarse a aquel trabajo tan exhaustivo. En esos momentos, Nevenka se deslumbra ante alguien con el poder y el respeto que rodeaban a Ismael en su ciudad, que se presenta como amigo de la familia ante una mujer que respeta las figuras paternales. A eso hay que sumarle esa lacra femenina que nace del querer agradar, y ya está el cóctel”. Bollaín recalca: “Pensó que con la excelencia de su trabajo se salvaría, porque hasta el último segundo siguió con su labor, sin darse cuenta de que daba igual, que nada detendría el acoso y derribo”.

Olazabal insiste en ese lado humano de su personaje. “Lo tenía todo por la hegemonía de su partido y de su figura en la comarca. Al cerrar la mano, eso sí, se le escapa algo. Y es que la mujer que él quiere poseer no desea ser poseída. Nace el conflicto”. El actor, que aunque participó en Maixabel dando vida al etarra Luis Carrasco ha logrado este papel tras varias pruebas, cree que “simplificar a Álvarez es a la vez minimizar a Nevenka Fernández, que era una mujer superválida”. Y apunta: “Pienso que ella también sufrió eso de que mientras se la líe a ella no me la liará a mí. Y a la vez, su valía generó envidias, y en Ismael el rechazo acrecentó sus dentelladas”. Como base, ha tomado “el documental para el rostro y su voz; su libro, Escrito queda, para aprehender sus praxis, y otras obras sobre acoso sexual para asimilar cómo el victimario se acerca a sus víctimas”.

Ismael Álvarez, en 2001, tras la denuncia de Nevenka Fernández.EFE

¿Algo ha cambiado en España en estas dos décadas? Oriol cree que sí “aunque haya interiorizadas notas de la cultura machista”. Los productores y Olazabal apuntan sus dudas ante una transformación profunda. La cineasta salta, rotunda: “Sí, la respuesta social, y eso me alegra. Sin embargo, de puertas adentro seguirá habiendo casos. Continúa el acoso como anulación de la persona y el abuso de poder. Al menos, sé que las mujeres jóvenes se comunican, se informan entre sí, porque en la época de Nevenka, ella misma nos lo dijo, existía ‘la cárcel de silencio’. Y ese silencio que sufre la víctima se extrapola a la sociedad”.

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