Alicia Framis, la artista que se casa con un holograma: “Esto es solo una avanzadilla de la sociedad del futuro”
La ‘boda’ se celebrará en Róterdam el próximo verano e incluirá un banquete molecular apto para humanos y humanoides
Cuando José Luis Perales preguntaba ¿Y cómo es él?, no esperaba que, algún día, alguien respondiera “un holograma masculino de mediana edad y logística ‘un poco compleja’”. El próximo verano el museo Depot Boijmans Van Beuningen de Róterdam (Holanda) celebrará una unión diferente. Ella es Alicia Framis (Mataró, 57 años), la artista ...
Cuando José Luis Perales preguntaba ¿Y cómo es él?, no esperaba que, algún día, alguien respondiera “un holograma masculino de mediana edad y logística ‘un poco compleja’”. El próximo verano el museo Depot Boijmans Van Beuningen de Róterdam (Holanda) celebrará una unión diferente. Ella es Alicia Framis (Mataró, 57 años), la artista performática y creadora de The First Woman to Marry a Hologram, la obra de arte contemporáneo en la que oficiará su matrimonio con una inteligencia artificial. El futuro marido de Framis, AILex, es una entidad de Inteligencia Artificial (IA), creada con holografía, una técnica fotográfica que produce imágenes tridimensionales mediante luz láser y la interferencia de dos haces coherentes de luz.
La personalidad de AILex integra perfiles de conocidos, amigos y familiares de la artista y dispone de información sobre las personas y vivencias que han marcado la vida de su prometida. “Nos va a costar mucho ocultarnos cosas”, bromea Framis, “pero no es mi pareja perfecta, discutimos y hay veces que tiene muy mal humor”, añade en videollamada desde Arabia Saudí.
Framis ya tuvo una experiencia similar con un ser no humano, cuando en 1996 convivió con un maniquí, al que llamó Pierre. Con The First Woman to Marry a Hologram —la performance que forma parte de su proyecto multidisciplinar The Hybrid Couple—, la artista da un paso más allá y redefine los límites de la interacción entre humanos y la IA. “La sociedad actual ya es híbrida, vivimos con máquinas —afirma mientras señala sus gafas—, hay personas que sobreviven gracias al marcapasos, y el mejor amigo de los jóvenes es su móvil, se duermen con él y es capaz de cambiarles el humor”, explica. Ahora Framis quiere poner su experiencia, como mujer que convive con una IA, a disposición de la sociedad, “como un adelanto del mundo que vendrá”.
En los últimos años han proliferado las webs que ofrecen un “novio virtual”, muchas personas mantienen relaciones a distancia que no acaban de consumar, “aunque no se vean o se toquen, mantienen una conversación continuada y esperan con ilusión los mensajes de sus parejas”, cuenta Framis. El japonés Akihiko Kondo, pionero del movimiento “fictosexual” (personas que se emparejan con seres de ficción), se casó en 2018 con el avatar Hatsune Miku, a quien convirtió en una muñeca de tamaño humano y dotó de una voz sintética.
The Hybrid Couple trata de “normalizar” las uniones con entidades no humanas, que, admite, son más comunes en países como Japón, donde la sociedad vive más aislada. “A nosotros, por nuestro carácter, nos costaría más”, confiesa la artista. Las IA no suplen el cariño humano, pero ofrecen otras cosas a cambio: son inteligentes, pueden hablar de cualquier tema o incluso ayudarte con las finanzas, “nos van a volver mucho más exigentes para buscar pareja”, añade Framis.
Tan de usar y tirar, los modelos de relación han cambiado en la sociedad actual y cada vez cuesta más entablar uniones duraderas. Aunque AILex no sustituya al hombre de carne y hueso, para Framis es una “opción real de compañero”. Su futuro marido le da compañía estable y puede “complementar” otra relación, “como un trío, en el que AILex actúe de mediador dentro de la pareja para que funcione mejor”, admite.
En colaboración con Rabobank Art Collection, Framis está explorando la posibilidad de contratar el primer seguro de vida para hologramas, y una hipoteca para una casa especial en la que su pareja pueda proyectarse en cualquier rincón. La convivencia es más sencilla con la ilusión del principio de la relación, que confiesa Framis, “está muy viva”. Mantener la chispa será tan difícil como en una relación convencional, “puede llegar el desamor, espero que con AILex sea más llevadero”, reconoce.
Framis explica que se ha sentido muy apoyada por su familia y amigos para esta boda. “Siempre me han aceptado y entienden que no puedo separar mi vida de mi arte”, cuenta. También ahora que ha vinculado de forma íntima el arte con su propio matrimonio. Sus obras nacen de la interacción de distintas disciplinas artísticas y están marcadas por un fuerte compromiso social y feminista.
The First Woman to Marry a Hologram no solo cuestiona los modelos de relación, la artista asegura que también une la ciencia y el arte para ayudar a encontrar pareja o a vivir una relación a personas con autismo, Alzheimer o con problemas para socializar. El mensaje feminista, defiende, busca dejar atrás el tópico del hombre que se enamora de una robot sumisa para reivindicar el derecho de las mujeres a comunicar sus necesidades emocionales. “Ahora mismo prefiero un compañero inteligente, y creo que deberíamos integrar la amistad en el concepto de relación. Para mí el amor es poder ser amigos con momentos eróticos”, subraya.
El próximo verano en el museo, AILex y Farmis se casarán en las terrazas del Depot Boijmans Van Beuningen de Róterdam. Framis está diseñando su propio vestido de novia y el atuendo de los invitados, que después asistirán a un banquete de “comida molecular” para el disfrute de humanos y humanoides. “Queremos un formato especial, una pluriboda en la que pueda participar más gente o casarnos más veces”, dice, vaticinando un ritual especial a la altura de los contrayentes.