José Ángel Mañas, escritor: “España, como nación, nace en Covadonga”
El autor de ‘Historias del Kronen’ se adentra en la historia medieval con ‘Berenguela’, la decisiva reina que logró unir Castilla con León
El referéndum ilegal del 1 de octubre sobre la independencia de Cataluña cambió radicalmente el relato literario que hasta entonces venía haciendo José Ángel Mañas (Madrid, 1971), el conocido autor de Historias del Kronen, el libro y la película que marcaron una época sobre la juventud española de los años noventa. Ese día, dejó las “historias realistas”, como él las llama, y ...
El referéndum ilegal del 1 de octubre sobre la independencia de Cataluña cambió radicalmente el relato literario que hasta entonces venía haciendo José Ángel Mañas (Madrid, 1971), el conocido autor de Historias del Kronen, el libro y la película que marcaron una época sobre la juventud española de los años noventa. Ese día, dejó las “historias realistas”, como él las llama, y decidió volcarse en lo que le apasiona: escribir novela histórica. La última, Berenguela (La Esfera de los Libros).
Pregunta. La novela y el ensayo histórico están de moda. ¿Por qué?
Respuesta. Sí. Tiene que ver con el contexto político actual, con la etapa de turbulencias identitarias. El presente solo se entiende yendo al pasado.
P. ¿Cómo pasó de reflejar la sociedad actual española a analizar el medievo?
R. Estudié Historia en Sussex [Inglaterra], Grenoble [Francia] y Madrid, pero cuando quedé finalista del Premio Nadal, lo dejé y me pasé a la literatura histórica. Historias del Kronen, de todas formas, tiene un inicio muy historicista. Comienza el 27 de junio de 1992, con la final de Copa del Atleti con un personaje mirando la televisión y viendo en las noticias la llama olímpica, la Expo de Sevilla, la guerra de Yugoslavia. Siempre ha habido un toque muy historicista en mis novelas realistas, las más conocidas. Pero llega el procés y me afecta mucho. Fue clave. Jamás había visto tantas banderas españolas en Madrid, en los balcones, en las calles, en las ventanas... No hay nada más contagioso que el nacionalismo, y a mí me dio un gripazo identitario tremendo. Tuve la necesidad de entender mi país.
P. ¿Lo consiguió?
R. Primero, me dediqué a América, a reflejar a los conquistadores en mis libros, al siglo XVI, un momento clave para entender lo que es España. Luego me volqué en lo hispano, en Numancia, en la invasión de los romanos, un episodio crucial. Posteriormente, me centré en la Reconquista.
P. ¿Existió la Reconquista? Hay quien lo niega.
R. Sí. Fue un proyecto común de la gente de la Edad Media española que toma conciencia de lo que estaba pasando. Un proyecto que duró siete siglos, con sus alternancias e interrupciones, pero que se mantiene siempre. Es una idea clara. La Iglesia la vistió muy bien. Es el concepto que diferencia la historia española de la del resto de Europa. Fue tan crucial que el mayor debate historiográfico existente nunca lo llevaron a cabo figuras tan indiscutibles como Sánchez Albornoz y Américo Castro.
P. ¿Es Covadonga el origen de la nación española?
R. Sí, sí. Totalmente. La Reconquista es un proceso que arranca ahí, en Asturias, y termina con la caída de Granada, con los Reyes Católicos. Es muy complejo, lo que pasa es que lo simplificamos demasiado.
P. ¿Se está reescribiendo la historia?
R. Continuamente. La historia se reescribe.
P. ¿Se falsea?
R. (Duda). La historia medieval es extremadamente compleja.
P. ¿Cataluña ha sido alguna vez un reino independiente?
R. Que yo sepa no. La Corona de Aragón era una cosa, los condados catalanes otra. Bueno, Cataluña fue independiente unos segundos con la declaración del Parlament de 2017, si acaso. (Ríe). Pero Cataluña, como tal, es una región con un sentimiento identitario muy fuerte, con idioma propio y con suficientes cosas para que cierta gente entienda que eso es una nación.
P. ¿Por qué los ciudadanos conocen tan poca historia de España?
R. En general hay un problema de cultura. La historia resulta tremendamente compleja y árida. Un solo personaje da para leer miles de páginas. De ahí el éxito actual de la novela histórica, porque te permite acceder de una manera más lúdica.
P. ¿Los españoles cometieron genocidio en América?
R. No. Los indígenas murieron fundamentalmente por las enfermedades traídas de Europa. Se puede sacar pecho comparándolo con otras colonizaciones.
P. ¿La inglesa, la francesa?
R. Si uno ve los rasgos de la población de zonas hispanas y los compara con las británicas, por ejemplo, se responde sola la pregunta. La diferencia salta a la vista. El momento del que se puede estar más orgulloso es la Controversia de Valladolid [1550]: ¡un Estado montando un debate entre fray Bartolomé de Las Casas y Ginés de Sepúlveda sobre si era lícito o no invadir estos territorios! Me parece loable. Sin contar con la Escuela de Salamanca, con Francisco de Vitoria, un personaje impresionante que reflexiona sobre el Derecho de gentes.
P. ¿Por qué casi no hay cine histórico español?
R. Por falta de medios, porque son producciones más caras, lo que se une a la falta de interés por la cultura. Los ingleses, en cambio, sí tienen esa tradición de hacer grandes películas de su historia. España, que lo tiene todo, no lo hace. Si quieres conquistadores, militares o exploradores increíbles, los tienes a cientos. Gonzalo Guerrero [soldado del Gran Capitán], que luchó al lado de los mayas, no tiene película, pero sí John Smith de Pocahontas. No hay comparación entre ellos.
P. ¿Por qué suena más Little Big Horn y el Séptimo de Caballería que Otumba y Hernán Cortés?
R. No hay mayor mecanismo de propaganda que el cine. Hollywood tira hacia lo suyo, hacia el rey Arturo, no hacia don Pelayo. Pero tenemos que cambiarlo, sacar la Marca España, explotarla. Es una cuestión casi comercial que no sabemos vender.
P. ¿Nos da vergüenza nuestra historia?
R. A mí no. Es riquísima y tiene muchísimos matices. España fue uno de los grandes imperios, pero estamos en un momento en que resulta incómodo hablar de ello.
P. Se conoce mucho más la Armada Invencible que la Contraarmada, la gran victoria de Felipe II frente a Isabel de Inglaterra.
R. Otro ejemplo más. La historia la escriben los vencedores y nosotros hemos sido perdedores en determinados momentos.
P. ¿Existe la leyenda negra?
R. Históricamente se puede hablar de leyenda negra. La Inquisición, por ejemplo, condenó a muerte a muchísimas menos personas en varios siglos que Alemania en pocos años, que quemó a 20.000 supuestas brujas. Sin embargo, ellos hicieron un magistral manejo de la imprenta, No hemos sabido contarlo, algo muy típico español. Los generales de Napoleón escribían sus memorias. Elcano dio la vuelta al mundo y no escribió una línea. Nos vendemos mal, pero aun así la imagen que tenemos en el mundo es muy buena. No hay que obsesionarse. Es un error. No hay que quedarse con lo negativo. Resulta nefasto.
P. ¿Los indígenas americanos tenían los mismos derechos que los peninsulares?
R. Sí, pero fue una batalla tremenda. A Colón, Isabel la Católica lo encarcela porque estaba esclavizando a personas. Es verdad que luego estaban los encomenderos y se produjeron todo tipo de abusos. Aunque las Leyes de Indias podían ser muy progresistas, llamémoslo así, la realidad no lo era. Pero la legislación era excepcional.
P. ¿Por qué escribe sobre la reina Berenguela?
R. Fue casualidad. Todo empezó cuando comencé a estudiar a don Pelayo. Su figura está en las Crónicas asturianas. Las crees o no. Yo sí. Puedes manipular, pero no inventarte algo parecido. Luego vino Covadonga, aunque fueran cuatro. Estos tipos crean un islote cristiano que los musulmanes no pueden conquistar. Es el germen. A partir de ahí arranca lo que es España. Y después viene la batalla de Simancas [939]. Abderramán lanza un órdago: la Campaña del Poder Supremo. Si los cristianos llegan a perder, habría caído el reino de León y se habría revertido la historia. Luego, las Navas de Tolosa [1212]... La victoria ahí hace que el partido esté ya ganado. Caen Córdoba, la capital del califato, el reino de Jaén, Sevilla... Solo queda Granada, un reino vasallo. Pude escribir del vencedor de las Navas, Alfonso VIII, pero me topé con Berenguela, su hija. Su figura me fascinó.
P. ¿Por?
R. Reinó solo un día y pasó la corona a su hijo, Fernando III. Pensé que me iba a enfrentar a una mujer frustrada, triste, resignada. Y lo que me encuentro es una bestia política, una mujer de Estado, una mujer que es protagonista de la unión de Castilla y León.
P. ¿Es Berenguela a Castilla y León lo que Isabel a Castilla y Aragón?
R. Más. Isabel tenía a Fernando, Berenguela no. Castilla surgió de León, pero es la hija la que se va a comer a la madre. Y ella tiene un rol crucial en esto. El tratado de Sahagún [1158] establecía que si uno de los dos reyes [de Castilla o León] moría sin heredero varón, el otro podía reclamar el reino. Ella se convierte en reina de Castilla al morir su hermano Enrique de Castilla. Sabe que el rey de León va a reclamar la Corona castellana. Entonces hace una jugada magistral. “¿Queréis un rey varón? Pues aquí está mi hijo, el futuro Fernando III el Santo”. Las consecuencias de esto son salvajes. Al morir Alfonso IX, rey de León, Fernando une los dos reinos. Si Alfonso llega a coronarse rey de Castilla, estaríamos hablando del reino de León y Castilla, de la Corona de León...
P. ¿Qué es más apasionante, Juego de Tronos o la historia medieval de España?
R. La historia medieval española impacta mucho más, es más poderosa y, además, es verdad.
P. ¿Su reina preferida?
R. Tengo cinco: Isabel la Católica, incuestionable, la que une la corona, toma Granada y descubre América. Es la top; Juana ‘la víctima’, la llamaban la Loca; Urraca de León, la primera reina de Europa; Isabel II, la licenciosa; y Berenguela, la apodaban la Grande. No llamas a nadie así, si no lo es, aunque reinase solo un día.
Aclaración
En una versión anterior de este artículo se presentaba en el titular a José Ángel Mañas como escritor e historiador. Es licenciado en Historia, pero él mismo señala que no se ha dedicado a ella, y la obra comentada en la entrevista es de ficción.