Mariano Barroso: “Hay que redefinir dónde está ahora la mística del cine, ya no se da solo en las salas”
El presidente de la Academia de Cine se despide de su cargo el próximo sábado, aunque antes anuncia que los Goya del 2023 se celebrarán en Sevilla
En el despacho de presidencia de la Academia de Cine apenas quedan unas posesiones de Mariano Barroso. “Tampoco es que tuviera mucho... Es la oficina del presidente, no mía. El ordenador me lo llevé a casa ayer, y me falta por sacar algunas revistas y aquella americana”, explica. Al fondo, en un perchero, cuelga una chaqueta de color azul. “Es la que uso para las firmas institucionales”. ...
En el despacho de presidencia de la Academia de Cine apenas quedan unas posesiones de Mariano Barroso. “Tampoco es que tuviera mucho... Es la oficina del presidente, no mía. El ordenador me lo llevé a casa ayer, y me falta por sacar algunas revistas y aquella americana”, explica. Al fondo, en un perchero, cuelga una chaqueta de color azul. “Es la que uso para las firmas institucionales”. El próximo sábado la asamblea de la institución elegirá una nueva terna presidencial (presidente y dos vicepresidentes) entre cuatro candidaturas. Se acabará así el mandato de Barroso (Sant Just Desvern, Barcelona, 62 años), que llegó al cargo de forma interina tras sufrir Yvonne Blake, su predecesora, un ictus en enero de 2018. Como primer vicepresidente, el cineasta asumió el reto, y finalmente se adelantaron las elecciones a junio de 2018, donde su candidatura fue la única en presentarse. “Me han propuesto repetir, pero ya he cumplido mi tiempo. Es más, a algunas de las personas que me lo dijeron yo mismo les respondí que se presentaran ellas, y así ha sido”.
Ayer martes por la mañana, en la Academia se preparaba el anuncio de que la nueva edición de los premios Goya se celebrará en Sevilla, aunque aún no han concretado la fecha. Solo que será en 2023. “Tenemos un recuerdo excelente de la gala que hicimos en Sevilla”, contaba Barroso. “Ha habido muchas otras ciudades que han pujado. Por ejemplo, Valladolid, que está muy por la labor. Pero Sevilla hemos constatado todo lo que sus ciudadanos e instituciones quieren al cine español, empezando por el Ayuntamiento. Y encima tienen el Palacio de Congresos FIBES, que parece concebido para que allí, de forma natural, se celebren los Goya. Un patio de butacas de más de 3.000 localidades, un escenario perfecto. Desde 2019, en Sevilla han querido que volviéramos”.
Por la Academia han pasado 16 presidentes en 36 años de historia. La institución no tiene ningún poder, aunque es el rostro más visible del cine español. Representa al gremio. Desde 2006, cuando fue elegida Ángeles González-Sinde tras la presidencia de Mercedes Sampietro, ningún presidente, por muy distintas razones, ha completado su periodo de gobierno hasta este final de mandato de Barroso. “Esto es una montaña rusa, por el nivel de ruido y de exposición”, comenta. “Muchas veces me he preguntado por qué estoy aquí, aunque al momento me respondía. Es muy saludable para la institución que completemos el mandato”.
¿Películas de plataformas en los Goya?
El órgano directivo de la institución es la junta directiva, conformada por dos vocales de cada una de las 15 especialidades que la conforman. Este sábado, además de votar nuevo presidente o presidenta, y sus vicepresidentes, se renueva la mitad de la junta. “Es cierto que es una estructura peculiar, porque por esa separación la junta no es el gobierno de la presidencia. Y por ello a veces se abre el debate”, dice educado Barroso. Un ejemplo: Antonio Resines dimitió por sus “serias discrepancias con parte de la junta directiva que han imposibilitado en los últimos meses el trabajo diario de la terna presidencial” en 2016. “Cierto. Yo me he sentido apoyado, aunque alguna vez he perdido votaciones. Se asume con deportividad”.
Uno de esos desencuentros nació del pensamiento de Barroso de que “los académicos contamos historias para todo tipo de pantallas” como ya apuntó en su discurso de la gala de 2019 y abriendo así la posibilidad de tener en cuenta en los Goya otros productos audiovisuales. Semanas más tarde, en marzo, la junta directiva cerró la puerta a esa posibilidad. “Es un debate a afrontar, sobre todo el de las películas hechas para plataformas. Es evidente que hay un nuevo paradigma en la distribución y exhibición. Antes o después, la Academia tendrá que volver a esta reflexión. Hay que redefinir dónde está ahora la mística del cine. Por mucho que nos queramos resistir, la situación ha cambiado y ya no se da solo en las salas. A nuestras casas llega una avalancha de producción audiovisual que antes no existía. ¿Dónde está ahora la conexión con el cine? ¿En las salas, así lo creen las nuevas generaciones? Hay que reflexionar. Y recuerda que hablamos desde Madrid. Un espectador que viva en una aldea de Pontevedra o en un pueblo de Almería ha sufrido durante décadas la carencia de no ver estrenos. Eso ha cambiado. A cambio, obviamente, las salas lo pasan mal. Y hoy por hoy, la Academia, por sus estatutos, es la academia del cine en salas”. ¿Está preparado el cine español para eso? “Cuando estás aquí te das cuenta de que el cine español es muy complejo, con muchas y distintas opiniones”.
Barroso confiesa que los mejores momentos los ha disfrutado con la puesta en marcha de las distintas iniciativas —como el programa de residencias— y su recibimiento. “Los Goya son el macguffin de la Academia. Son imprescindibles, pero son el día del esmoquin y el traje de noche. Los otros 364 estás en mono de trabajo. Y yo creo en que hay que seguir desarrollando nuestras conexiones y encuentros con la industria; solo un punto de los diez que conforman el Estatuto de esta institución se centra en los Goya”, rememora, antes de subrayar que, por supuesto, ni la junta ni la terna presidencial cobran por su trabajo. “Lo peor, como en otras muchas profesiones, fue la incertidumbre de la pandemia. No sabíamos hacia dónde iba a ir el cine, ni el futuro de las salas”.
Es una torpeza política no apoyar a la producción independiente”
El presidente no quiere entrar a debatir sobre los comentarios realizados por el productor Agustín Almodóvar al acabar la última ceremonia de los Goya, donde Madres paralelas no se llevó ningún premio, tras tampoco haber sido seleccionada como la representante española en los Oscar. “Hay tantos comentarios que quizá lo que sobran son los comentarios, el ruido. En este despacho representas a todo el colectivo, que, por otra parte, es un grupo muy emocional, nos afectan mucho los reconocimientos y la valoración externa”, reflexiona. “¿Sabes cuál es nuestra principal labor? Ser un servicio público, luchar por cubrir el relato de lo colectivo, de lo que está pasando en España, y hacer buenos filmes”, explica Barroso. “Por eso apoyamos las reivindicaciones de la producción independiente ante la Ley de Comunicación Audiovisual. Porque esa ley es cortoplacista, injusta, aplica la visión política a corto plazo sobre algo de largo recorrido, el arte. Pienso que en algún momento, en el Senado o más tarde en Europa, se recuperará la coherencia. No se puede hacer una ley en contra del espíritu de la directiva europea que traspone. Es una torpeza política no apoyar a la producción independiente, que más allá de los numerosos puestos de trabajo que conlleva, hace que existan Furtivos, El espíritu de la colmena, las películas de Carlos Saura... La producción independiente crea el relato de nuestro país”.