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CONVERSACIONES A LA CONTRA | JAMES RHODES, PIANISTA

“Es más fácil ser desagradable que positivo”

El pianista británico, enamorado de España, quiere llevar la música clásica a las masas

Cuaderno de vacaciones del pianista británico James Rhodes.Vídeo: carlos rosillo
Patricia Gosálvez

"Play Luis Miguel", le dice James Rhodes a su altavoz inteligente. En su salón, presidido por un piano Steinway, suena Ahora te puedes marchar, mientras el músico posa dicharachero y coqueto. Habla en inglés, pero cuela palabras en castellano (se reproducen en cursiva en el texto) y todos los tacos que puede en ambos idiomas.

Su carta de amor a España, los churros, el Carrefour o la siesta que publicó en EL PAÍS, ¿no le quedó un poco cursi?

No. Inocente o naive, puede, pero genuina. Quizá inusual, porque es jodidamente más fácil ser desagradable que positivo. Pero los cínicos y ofendiditos fueron pocos. La respuesta abrumadora fue...

... le queremos adoptar.

¡Sí, y me encanta! De hecho, tengo una abuela honoraria aquí. Cruz, octogenaria, todavía fuma porros. Escribió a mi web para darme las gracias. Había dejado de tocar hace 40 años y lo retomó tras leer mi libro. Acabamos tomando torrijas en su jardín.

¿No le engorda tanta torrija?

¿Un poquito rechonchito? Encima dejé de fumar hace ocho meses. Empecé con cinco años, a mi abuela le parecía mono verme toser, ¡en que estaba pensando! ¡Coño! A los nueve empecé a fumar por mi cuenta... Pero no estoy gordo como Paquita Salas, ¿no?

¿Quiere un cumplido?

Ya veo que no lo voy a conseguir. ¡Fuck you! Mire, ahora solo va a ir a peor, el cuerpo, el pelo...

Perdón, pero, ¿por eso se peina para adelante?

Alguien dijo: Los hombres tienen miedo de que las mujeres se rían de ellos, y las mujeres de que ellos las maten. Somos tan inseguros. Yo el primero, me siento mal por mi pelo, mi barriga...

Venga, está usted muy bien, y a las mujeres nos gustan los hombres vulnerables.

La fragilidad quizás, pero la inseguridad no es atractiva.

Fan de Chopin y las torrijas

El británico James Rhodes llena auditorios tocando en camiseta y vaqueros. Ha escrito tres libros. El descarnado Instrumental (Blackie Books, 2015) narra cómo le violó un profesor cuando era niño y la espiral de autodestrucción que siguió. En Madrid dice haber encontrado su hogar.

¿Tener una novia joven y actriz no ayuda?

Me siento muy afortunado por tener a Mica [Micaela Breque], pero también pienso, ¡cómo ha ocurrido! Y: ¡Tengo que dejar de desayunar torrijas!

¿Cómo dejó de fumar?

Es una historia increíble. Estaba en Bogotá y un israelí me sentó en su habitación de hotel durante 15 minutos. Cerré los ojos, no me hipnotizó, no sé que diablos hizo, pero nunca más quise fumar. Fueron los 400 euros mejor gastados de mi vida.

¿Tiene mono?

Lo único que echo de menos es destruirme. Igual recaigo, así adelgazaré y los sentimientos no dolerán tanto... El tabaco siempre fue mi mejor amigo.

¿No era la música?

La nicotina, la música, el alcohol, las drogas. Todo lo que cambie la forma en la que me siento.

¿La pieza más triste?

La Mazurca de Chopin Op. 17, núm. 4 te rompe el corazón.

¿Y la que le hace feliz?

Un cliché: el final de la Novena de Beethoven.

Llegó hace un año y ya juega al Scrabble en español.

Lo único que echo de menos de fumar es destruirme

En inglés soy súperbueno, pero el otro día conseguí 106 puntos en castellano y estoy tan orgulloso.

Le emocionan palabras como diarrea, pingüinito, tiquismiquis...

¡Mamarracho! ¡Mariposa! solo esa vale por 50 palabras bonitas en inglés. El español es melódico. Rebota rebota tu culo explota.

¿Qué le parece el lenguaje inclusivo? Todos, todas, todes...

Primero, cambia la puta ley. Que las víctimas de crímenes sexuales estén protegidas y encuentren justicia, y luego ya, fantástico, ocúpate de la semántica.

Como escritor, ¿es rápido?

Mucho y nunca borro nada. Algunos escritores se tiran todo el día para tres frases. Yo acabo con 20.000 palabras. No sé si es suerte o estupidez, escribo como hablo, no me lo pienso mucho.

Tiene 43 años y dos libros autobiográficos, ¿el próximo?

Es un libro de música para niños. Los políticos son unos bastardos hipócritas, van al auditorio o a la ópera y dicen "oh, fantástico", mientras recortan en educación musical y toda una generación sale del colegio sin saber cómo suena un chelo o quién es Bach.

Por suerte o estupidez, escribo como hablo; no me lo pienso mucho

Critica los libros de autoayuda pero escribió uno en el que promete que cualquiera puede tocar a Bach en seis semanas...

¡Pero esto es algo tangible! Si practicas 40 minutos al día... Tengo vídeos de tanta gente que lo ha conseguido. "Hay que estudiar 10 años, practicar 10.000 horas, es un libro peligroso", dice esa gente horrible que quiere que la música clásica sea algo místico, sagrado, solo para ricos... Bullshit!

¿Lo más duro de ser pianista?

El perfeccionismo. Como un niño que juega al fútbol y quiere ser Messi, yo aspiro a ser Horowitz, Glenn Gould... Es imposible, y vivo con la sensación permanente de no ser lo suficientemente bueno.

Es usted judío. ¿Practicante?

No. Mejor no hablar de religión.

Terminemos entonces con un obituario, ¿lo tiene pensado?

Es difícil contemplar el suicidio y no hacerlo... [Reflexiona un momento] Ya lo tengo: ¡Chimpún, motherfuckers!

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Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

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