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Columna
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El mando

En su regreso, 'Homo Zapping' se mantiene fiel a sus principios: reírse y hacernos reír de los programas de más éxito o de sus figuras más populares

Ángel S. Harguindey

“La sátira es el arma más eficaz contra el poder. El poder no soporta el humor, ni siquiera los gobernantes que se llaman democráticos, porque la risa libera al hombre de sus miedos”. Darío Fo.

Tenía razón el Nobel italiano, con un añadido: no solo el poder político no soporta el humor; no lo soporta ningún tipo de poder, incluido el que otorga la televisión a quienes la frecuentan y triunfan, y el triunfo en ese medio es siempre cuantitativo. Tienen un serio problema con la vanidad y la egolatría. Reírse, pues, de los que alcanzan el éxito libera al espectador de cualquier tipo de mitificación de andar por casa.

Y a eso se dedica Homo Zapping, </CF>uno de los programas más divertidos de la televisión, que, por no se sabe qué extraña razón, emite ahora su nueva y sexta temporada en un canal minoritario como Neox en lugar de hacerlo en la cadena madre, Antena 3. Al parecer, el humor tampoco es medianamente soportable para los gobernantes de las cadenas generalistas.

En sus dos primeros programas, las huestes de El Terrat, la productora, se mantienen fieles a sus principios: reírse y hacernos reír de los programas de más éxito o de sus figuras más populares, desde una inolvidable cena de Nochevieja en casa de los García Ferreras-Pastor, con invitados como un Indra obsesionado con Venezuela o un Bertín Osborne que rezuma feromonas, a parodias de La casa de papel con La Terremoto de Alcorcón incorporada a la banda, sin olvidarse de First Dates, la edulcorada pareja de Eurovisión, los pésimos chistes de Matías Prats, el revoloteo dialéctico de Maestros de la costura o esa inclasificable familia Campos paseando por Nueva York. Mención aparte merece la figura de Paco León, clave en las primeras temporadas del programa en su labor como presentadora de las películas que va a exhibir la cadena. De una tacada se ríe de las presentadoras y de los críticos de cine. Dos por uno en todo a cien.

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