De boda
Twitter se convirtió en el lugar en el que analizar los detalles de la boda real, alabar la belleza y hasta el feminismo de la nueva duquesa de Sussex
El sábado 19 de mayo yo estaba de boda. La mía era real. No de Realeza, como la del príncipe Enrique y Meghan Markle, que a la misma hora se daban el "sí quiero". Digo "real" de carne y hueso, de amigos que se reencuentran, "que se besen los novios" y acabar la noche con los tacones en la mano.
Mientras que a nosotros se nos saltaban las lágrimas en los discursos, millones de personas seguían la royal wedding por televisión. Más de 13 millones de británicos la vieron en la BBC y en toda la UE rozaron los 30 millones de espectadores. En España, el especial de Amigas y conocidas de La 1 arrasó con un 30% de share y 2,1 millones de espectadores. DKiss también la retransmitió, como colofón a una semana dedicada al evento.
Twitter se convirtió en el lugar en el que analizar los detalles, alabar la belleza ("la novia estaba preciosa" es la frase más repetida en los bodorrios) y hasta el feminismo de la nueva duquesa de Sussex. Como en las bodas —cada vez menos, para disgusto de esta millennial con alma de charanga— en las que todo el pueblo acompaña a la novia desde su casa a la iglesia, aunque no estén invitados. Durante la ceremonia se publicaron más de 3 millones de tuits. Además de los novios, los personajes de los que más se habló fueron los Beckham, Oprah, Amal Clooney y Serena Williams.
Lo que pasa es que sentarse en el sofá solo para escuchar críticas ha dejado de ser tan gracioso. De eso se quejaron muchos tuiteros. De que no es lo mismo comentar que esa pamela no va con esos zapatos que buscar con lupa la arruga y los kilillos que se acumulan con los años. Por no hablar de las ideas rancias, e incluso racistas, de algunos comentaristas sobre que ella sea una plebeya. Si hasta las bodas reales pueden renovarse con coro de góspel incluido, estoy segura de que las retransmisiones, también. Y mi amiga Carolina estaba radiante, por supuesto.
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