El asesino de niñas y su conexión con la historia del arte
Chema López relaciona las imágenes del siniestro filme ‘El cebo’ con la teoría sobre la ilusión de Gombrich en el Museo Abc
El cebo es una inquietante y siniestra película sobre un asesino de niñas al que descubren gracias a al dibujo de una de ellas. La dirigió en 1958 el hispano-húngaro Ladislao Vadja en una coproducción entre Suiza, Alemania y España que adaptaba una novela de Friedrich Dürrenmatt. TVE la emitió cuando Chema López (Albacete, 1969) era un niño. Y nunca se olvidó de ella. “La vi cuando tenía 9 años dentro de la programación infantil. Me impresionó, me gustó, me dio miedo... Y me ha influido mucho en todo mi trabajo. Esa idea de los bosques, de la oscuridad...”, explica el artista que reproduce esa ensoñación en la exposición que exhibe hasta el 8 de abril el Museo Abc de Dibujo e Ilustración de Madrid.
“Al preparar el catálogo, busqué en la cartelera de su estreno en 1959 en la hemeroteca y comprobé que era para todos los públicos, a pesar de ser bastante dura y escabrosa, y que se vendió como una especie de consejo moral alusivo a que los padres no deben descuidar a los niños”, comenta el también profesor universitario de Bellas Artes de Valencia.
El cebo fue el punto de partida de la muestra titulada La ilusión y el miedo, en referencia a los trucos malabares e ilusionistas con que el asesino atraía a sus víctimas. Pero el proyecto no empezó a tomar cuerpo hasta que el artista relacionó la película con el ensayo clásico de la teoría del arte Arte e ilusión, de E. H. Gombrich, gestado a partir de unas conferencias que luego se publicaron en formato de libro durante el periodo que se rodaba y estrenaba el filme, entre 1957 y 1960. De modo que la exposición mezcla imágenes de López inspiradas en el filme y en el ensayo en una reflexión sobre “la doble cualidad de la imagen que, por una parte, sirve para llegar a un tipo de conocimiento, de aprendizaje y, por otra, también para engañar y dar miedo”, apunta López. El contexto sociopolítico de la España de los años cincuenta también está presente.
Además, el reputado pintor introdujo piezas de los fondos del museo gráfico y la Fundación de Santander, organizadores del programa Conexiones en virtud del cual López ha desarrollado su trabajo artístico. “Pedí periódicos, recuperamos las críticas de la película, también la campaña publicitaria, que era muy moderna a partir del dibujo de una niña, las entradas del cine... y además monedas de la época”.
Chema López pinta y dibuja, principalmente, pero en esta exposición también ha incluido el vídeo. “Utilizo técnicas tradicionales pero con intención de engañar, pensando que son otras técnicas. El dibujo está hecho con lápiz, pero parece una impresión gráfica en las páginas para mandar a la imprenta. Las galeradas de un libro tienen la marca de corte y los gráficos de color. El cuadro del dibujo de la niña lo hice con óleo, mareando con las técnicas, el acrílico parece tiza. En la exposición hay también grandes preguntas en alemán, como qué es la imagen o quién es el hombre de negro. Y en una última vuelta de tuerca, la exposición pretende hacer alusión a la época política de 1959, a la visita del presidente estadounidense [Dwight D.] Eisenhower, con la que el régimen franquista disimula la imagen fascista. Y rascando en la hemeroteca di con el grupo anarquista de Quico Sabaté y las páginas en las que se informaba de su muerte [en 1960]”. En definitiva, conexiones que estableció el artista a partir de una terrorífica película que dirigió el mismo realizador de Marcelino, pan y vino.
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