_
_
_
_
_

‘Counterpart’: ¿Cómo sería nuestro doble en una realidad paralela?

J.K.Simmons protagoniza esta serie de ciencia ficción que estrena HBO España

El primer papel protagonista de una serie le ha llegado a J. K. Simmons a los 62 años. El actor ha trabajado mucho en la televisión, pero siempre con papeles secundarios o como actor de doblaje. Y la popularidad se la dio el cine cuando en 2015 ganó el Oscar al mejor actor de reparto por Whiplash. Después de esta larga espera, Simmons ahora protagoniza Counterpart (producida por Starz, en España la estrena el lunes 22 de enero HBO). En esta serie de ciencia ficción interpreta a Howard Silk, un aburrido burócrata que no sabe del todo qué hace en un departamento secreto de la ONU en Berlín y que tendrá que aprender a trabajar con su doble, Howard Prime, en una dimensión paralela, al que también encarna. “Es lo único que odio de esta serie. Que no quiero hablar de ella. Que es imposible dar una sinopsis sin arruinar algo. Que me gustaría que el público se la encontrara sin saber nada, cambiando canales. Pero para ello tendríamos que seguir en los sesenta y eso sí que sería un universo paralelo”, se explaya el actor con EL PAÍS.

Simmons quiere para su audiencia lo mismo que sintió cuando leyó el guion de Justin Marks. “Sabía que me querían para el papel de Howard y me estaba enamorando mientras lo leía cuando ¡boom! llegué a la página 20 y me explotó el cerebro”, recuerda el intérprete sobre un momento que el público vivirá hacia el final del primer episodio. En parte serie de espías, en parte ciencia ficción y con bastante de estudio psicológico, Counterpart se aleja de todo lo que Simmons ha hecho hasta el momento, lo que le agrada después de que tras su paso por la serie Oz (1997), solo le ofreciesen papeles racistas, al igual que a su papel en Juno, el largometraje que Jason Reitman dirigió en 2007, le siguieron propuestas de volver a hacer de padre, o de maestro después de Whiplash.

Hablando con Simmons, suena más cerca de Howard Silk que de ninguno de sus anteriores trabajos. Amable, casi apocado, él también ve las similitudes. Pero le sale el actor cuando interpreta a Prime, alguien que, como recuerda, es la misma persona, pero fruto de otras circunstancias. “No soy un fan de la ciencia ficción pero la idea de ‘¿qué pasaría si...?’ siempre me ha interesado”, comenta. Suele ser su juego mental cuando las cosas no van como quiere. Porque alguien acostumbrado a ser “el número 4, 5, 10 o hasta el 92 en el reparto, pero nunca el número uno hasta hace muy poco” recuerda cómo se vino abajo cuando no consiguió un papel en el que había puesto sus esperanzas. “Acabé en un revival de Peter Pan por hacer algo. Ahí conocí a mi esposa [Michelle Schumacher]. De no haber sido por ese rechazo, mis hijos [Joe y Olivia, de 19 y 16 años, respectivamente] no estarían aquí”, resume a lo James Stewart en Qué bello es vivir.

De la misma forma que a Marks, el creador de Counterpart, no le gusta responder a preguntas sobre el parecido de la serie con Fringe, a Simmons no le gusta dar explicaciones sobre su doble trabajo. Lo compara con esos tiempos en los que trabajaba “en Oz por la mañana y en Ley & Orden por las tardes”. Los detalles técnicos los deja para otro, porque no los entiende y por no destriparle la magia a nadie. Lo malo es que está todo el día trabajando. Pero tras probar diferentes estrategias, desde actuar frente a una pelota de tenis a hacerlo escuchando una grabación del diálogo para darse la réplica, lo mejor fue el contacto humano: rodar frente a otro intérprete al que luego sustituye. “Al fin y al cabo, soy el mejor actor con el que he trabajado nunca”, se ríe.

Simmons no lo dice en serio, pero varios directores le consideran su actor fetiche. Entre ellos, Jason Reitman y Damien Chazelle que cuentan con él para todo. “Damien ya me ha dicho que para First Man [el próximo proyecto del director] cuenta conmigo, aunque sea para añadir mi voz en postproducción”, recuerda, demasiado liado con Counterpart como para apuntarse otro tanto en su filmografía.

El lado alemán

Cualquiera que sea el género de Counterpart, a nadie se le escapa la alegoría alemana de su trama, dos mundos separados por un muro infranqueable pero interconectados. "Inicialmente querían rodar en Rumania y que transcurriera en algún lugar indeterminado de Europa del Este", recuerda Simmons. Pero Marks exigió que fuera Berlín, escogiendo como centro neurálgico el aeropuerto de Tempelhof, ya cerrado como tal pero utilizado en filmes como Los juegos del hambre o la saga de Bourne. Simmons, poco amante a los viajes, agradece que casi todo su trabajo está rodado en estudios en Los Ángeles. "Pero pasaremos más tiempo en Berlín durante la segunda temporada", amenaza.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_