Paisaje
La tercera temporada de 'Hinterland' corrobora una vez más el buen hacer británico en la series policíacas
La tercera temporada de Hinterland corrobora una vez más el buen hacer británico en las series policíacas, con un añadido en esta ocasión: los paisajes que rodean la localidad costera de Aberystwyth, en el oeste de Gales. Pocas veces un entorno geográfico apoya con tanta eficacia el desarrollo de la trama argumental y define en buena medida la personalidad de sus protagonistas. Lejos queda el "beatiful and green country" del tópico para mostrar la dureza de unos páramos que, sin duda, influyen en el carácter de sus habitantes.
La temporada (Netflix) tiene cuatro capítulos de 90 minutos cada uno en los que el reducido grupo de policías locales, comandados por Tom Mathias, un inspector galés que pidió el traslado desde Londres por cuestiones dolorosamente personales, resolverá diversos asesinatos. El nexo de unión, además de los mismos protagonistas, es la resolución de un caso que subyace a lo largo de los cuatro capítulos: los abusos sexuales a varios niños y niñas de un orfanato. La pederastia es ya uno de los delitos clásicos de las series policíacas de todo el mundo, una de las perversiones favoritas de los guionistas.
El inspector Mathias (Richard Harrington), por su parte, cumple con todos los, al parecer, requisitos indispensables de un buen detective de serie televisiva: un huraño al que le está terminantemente prohibido esbozar una sonrisa incluso en los escasos momentos placenteros que surgen en la trama. Es tenaz, parco y no tira nunca la toalla de un caso por complejo que sea o, incluso, aunque afecte a sus superiores.
La serie, grabada en inglés y galés, tuvo un notable éxito y se exportó a los países nórdicos, ya que su estilo narrativo encaja bien con series como Wallander o Varg Veum: protagonistas atormentados y silenciosos, paisajes condicionantes y un cierto rechazo a la recreación morbosa en la charcutería. Las violaciones y asesinatos se insinúan más que mostrarse. No falta ningún suceso, pero se elude el regodeo.
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