Confusión
Pocas veces los límites entre la realidad y la ficción se han visto más vulnerados que en estos días
Pocas veces los límites entre la realidad y la ficción se han visto más vulnerados que en estos días. El binomio literario e informativo que tantas veces ha dado que hablar se ha entremezclado con absoluta intensidad. La reemisión de las dos primeras temporadas de Californication en Movistar Series y la contemplación de los informativos de las televisiones generalistas son, probablemente, el fin de la discusión: todo es ficción y realidad.
Las siete temporadas de la serie estadounidense (de 2007 a 20014) hablan de unos personajes peculiares y verosímiles pero sobre todo hablan de un tiempo y un país en el que la tolerancia y la libertad formaban parte del paisaje cotidiano. Desde la ficción, las andanzas de un escritor maldito y sus adicciones -sexo, drogas y rock and roll- dejaban constancia de una realidad. Tres años después, con Donald Trump en la Casa Blanca, aquel ambiente de respeto y comprensión tiende hacia lo inflexible, hacia la intolerancia. Desde la realidad de los informativos se disparan las ediciones de 1984, una ficción de George Orwell, un clásico de 1949 en el que se denuncia la manipulación de la información, la vigilancia masiva y la represión política y social.
Ya en terrenos más próximos, se puede hablar de una hipotética realidad, por ejemplo cuando la ministra Fátima Báñez negaba el viernes que los pensionistas hubieran perdido poder adquisitivo desde que la subida anual se desvinculara del IPC. ¡Es la ingeniería financiera, estúpido! Un ejemplo: la subida para 2017 es del 0,25%. Bien. Ahora desglosemos esa absurda moda de necesitar la luz eléctrica para ver, cocinar o calentar la casa, hábito que al parecer ha cuajado entre los pensionistas: el 19 de enero de 2016, en la hora punta de las 21.00, el precio del megawatio/hora era de 60,03 euros. El 19 de enero de 2017, era de 94 euros. Desde la realidad de la ministra Báñez hemos llegado a la ficción de vivir.
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