‘Taboo’ es Tom Hardy... y algo más
El actor, creador también de la serie, tiene una hipnótica presencia a medio camino entre un rinoceronte y un pavo real
Con la mera presencia de Tom Hardy con casaca, un sombrero fuera de lo común, tatuajes misteriosos, la camisa abierta pese al frio y un bigotarro buscando venganza por las calles del Londres (o por bosques salvajes) de principios del siglo XIX ya tendríamos bastante para ver una serie. El tipo tiene la planta de un rinoceronte mezclado con pavo real. Impone, intimida y es hipnótico. Pero por suerte, Taboo es más que Tom Hardy, aunque Hardy parezca empeñarse en que la serie es él. No en vano no solo la protagoniza, sino que es el creador junto a su padre Chips Hardy y Steven Knight (productor también de Peaky Blinders). Pero Taboo -producida por BBC, en España se ve en HBO- tiene mucho más. Y casi todo bueno. Empezando por su oscura ambientación y cuidado de detalles (esas calles londinenses llenas de boñigas de caballo) y terminando por Hardy.
Taboo cuenta una historia interesante, la del bruto Hardy, un tipo dado por muerto en África que vuelve a Londres para encontrar que su padre ha sido asesinado. Y con un fondo lleno de temas llamativos: la pelea entre Inglaterra y Estados Unidos, la determinación de las fronteras americanas, el poder de la Compañía de las Indias (aunque aquí parece el mal personificado y un tanto exagerado). Y algo de magia, de fantasmas incluso, aunque es un aspecto que en el inicio de la serie no queda claro. Y también un reparto bien elegido, también con mucha presencia en la pantalla: Oona Chaplin, Franka Potente, Stephen Graham, Michael Kelly, David Hayman, Mark Gatiss y un excepcional (y me quedo corto) Jonathan Pryce como el vil Sir Stuart Strange.
Lo mismo da que después de dos episodios solo se abren interrogantes (esperamos que algunos se cierren, obviamente) y que tenga cierto aire a serie demasiado masculina. De momento solo hay tres personajes femeninos: una hermana incestuosa, una prostituta y la hija de ésta y las tres no tienen mucha presencia en las dos primeras horas. Y los hombres son todos brutos y tienen que demostrar con sus acciones y diálogos que son más machos o perversos que el resto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.