Antihéroes
Ray Donovan es una especie de Sr. Lobo de ‘Pulp Fiction’, tan expeditivo como él aunque mucho más chapucero y violento
Resultan curiosos los caminos divergentes que parecen llevar el cine y la televisión. Mientras en las salas se exhiben mayoritariamente grandes producciones en las que se mitifica al héroe justiciero, en la pequeña pantalla proliferan los antihéroes, con un punto de partida común para los dos prototipos: sus protagonistas actúan al margen de la ley, en un caso para coadyuvar y en el otro, para tomarse la justicia por su cuenta.
La figura de Ray Donovan (un hierático Liev Schreiber, característica común a los antihéroes televisivos), protagonista de la serie homónima creada por Ann Biderman para Showtime, de la que ahora se puede ver la tercera temporada en Movistar +, ejemplifica al personaje desalmado. Es una especie de Sr. Lobo de ‘Pulp Fiction’, tan expeditivo como él aunque mucho más chapucero y violento. Comenzó trabajando para un importante bufete de Los Ángeles, por más que su trabajo consistiera en solucionar problemas en los que el fin justifica sobradamente los medios a emplear.
La habilidad de los guionistas, lo que en realidad permite mantener el interés capítulo tras capítulo, es haber sabido rodear al protagonista de una serie de personajes secundarios con un pasado tan tormentoso como el del propio Ray: un padre ladrón, unos hermanos torturados por su catolicismo irlandés y bostoniano, marcados para siempre por los abusos sacerdotales en su infancia, unos productores exitosos en un Hollywood de mansiones inimaginables... esa mezcla de lujo y miseria que permite al espectador sentir indistintamente envidia y alivio, el yin y el yang de los sentimientos.
Hace tiempo que las serie de televisión demostraron su sabiduría narrativa. El conglomerado Showtime tiene en su haber títulos tan destacados como Shameless, Nurse Jackie, Los Tudor, Dexter o la extraordinaria Homeland, entre otras, un catálogo tan ecléctico como transgresor y con el que solo puede competir HBO.
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