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ESTRENO

Nuestras madres, nuestros padres

Canal + estrena ‘Hijos del Tercer Reich’, serie alemana que aborda el nazismo desde las vivencias personales de cinco amigos

Nico Hofmann, quizá el productor de cine más famoso y prolífico de Alemania, tenía un deseo casi religioso el día del estreno de su famosa y polémica trilogía Hijos del Tercer Reich, que difundió la cadena pública de televisión ZDF en marzo de este año y que esta noche llega a Canal + 1 (22.25). “Ruego al buen Dios que esta trilogía encuentre su público”, dijo, al referirse a la serie que fue presentada como el “suceso televisivo del año” por la cadena.

De hecho, esta miniserie no solo fue éxito de público —tuvo siete millones de espectadores por capítulo—, sino que el drama removió como nunca la memoria colectiva de la nación y recibió el inédito elogio de haber sido el primer intento de confrontar a los alemanes de hoy con el pasado que protagonizaron sus padres, madres, tíos y abuelos en la época más oscura de la historia alemana: los crímenes cometidos por los soldados de la gloriosa Wehrmacht durante la II Guerra Mundial.

Este drama removió como nunca la memoria colectiva de la nación alemana

Gracias a Nico Hofmann, que tuvo el valor de confrontar a sus propios padres con el recuerdo de la guerra, y a un excelente trabajo de Stefan Kodlitz, quien dedicó 10 años para elaborar el guion, esta producción acabó con un mito que imperó en el país durante más de 65 años y los espectadores pudieron saber que los asesinos no solo fueron los fanáticos soldados de las SS, sino todos aquellos que decidieron vestir el uniforme de la Wehrmacht.

El drama bélico gira en torno a la vida de cinco amigos: los hermanos Wilhelm y Friedhelm, la enfermera Charlotte, la cantante Grete y su novio Viktor, un judío alemán. Los hermanos son reclutados, en el verano de 1941, para participar en la invasión de Rusia, Charlotte es enviada a un hospital de campaña y Greta decide hacerse amante de un oficial nazi para hacer carrera en el III Reich. Viktor termina luchando contra los nazis en el frente polaco, donde tiene que esconder su origen a causa del antisemitismo que profesan los partisanos.

La serie comienza en Berlín, donde los cinco amigos ríen y beben y al final se despiden con una promesa: “Nos volveremos a ver en las próximas Navidades”. La serie culmina con el reencuentro de los únicos tres supervivientes en el mismo local. La guerra les ha marcado, los tres tienen una mirada vacía y todos saben que ya nada volverá a ser igual.

La escena es acompañada por un comentario en off que resume la lección moral de la historia después de la capitulación y que es a la vez el punto final y, al mismo tiempo, un nuevo comienzo. “Muy pronto solo habrá alemanes y ningún nazi en este país”. La frase no es gratuita. La cinta muestra a un antiguo alto oficial nazi que, después de quemar su uniforme, luce traje y corbata, ocupa un escritorio en una dependencia militar de los aliados y admite que su experiencia es requerida para reconstruir al país. Los amigos —y con ellos el resto del país—, perdedores de la guerra, deambulan entre las ruinas de la gran ciudad, sin saber lo que les depara el futuro.

La difusión de la trilogía mereció el honor de la portada de la revista Der Spiegel que la calificó como un “nuevo hito en la cultura del recuerdo alemán”. La serie es algo más. Por primera vez la televisión alemana se atrevió a mostrar una serie donde se muestra que el terror nazi y la locura del dictador fue apoyada por un ejército anónimo de alemanes que sacrificaron sus vidas para hacer realidad la Gran Germania, los famosos “verdugos voluntarios de Hitler” como los bautizó el escritor Daniel Goldhagen, en su libro del mismo nombre.

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