Verdades, mentiras e infinitos cabos sueltos en el ‘caso Diana Quer’
Pese a la aparente falta de noticias, la investigación ha dado un giro
Después de una semana de indagaciones, la Policía Judicial de la Guardia Civil sigue sin tener ninguna prueba concluyente de lo que pudo sucederle a Diana Quer en la madrugada del lunes 22 de agosto. Sin embargo, algo ha cambiado en los últimos días. Ahora se sabe con certeza que la chica, de 18 años, dio señales de vida más allá de las 2.43, cuando envía un WhatsApp a un amigo de Madrid, porque volvió a comunicarse con su móvil hacia las 3.30. Algunos testigos señalan que fue vista de nuevo en el centro de la villa costera en la que veranea su familia, A Pobra do Caramiñal (A Coruña), horas más tarde. Uno, en concreto, ha declarado que se la encontró a las siete pero vestida con una ropa distinta, posiblemente un mono negro, como si la muchacha se hubiera cambiado.
La familia descarta el suicidio y el secuestro a cambio de dinero. Tampoco considera posible una marcha voluntaria y habla una y otra vez, desde el primer instante, de “retención ilegal”. “Todas las hipótesis siguen abiertas”, se reitera cada día desde la Guardia Civil. La noticia sigue siendo que no hay noticia de Diana María Quer López-Pinel, pero al menos empieza a descartarse alguna opción de las que parecían tener mayor peso la semana pasada. Y aunque al principio también semejaba poco probable que la chica continuase en A Pobra, desde este lunes se han redoblado los rastreos y se han extendido a la ría de Arousa, con la intervención de la Infantería de Marina. Después de una semana rechazando los ofrecimientos, al fin esta mañana los investigadores han pedido voluntarios para realizar batidas a partir del jueves en todo el municipio. Las personas que quieran colaborar están convocadas a una reunión para organizar los grupos mañana en el Ayuntamiento de A Pobra a las 20.30 horas. Entre tanto pasan los días, y atrás van quedando algunas pistas falsas mientras van ganando relevancia otras en medio de un mar de dudas y cabos sueltos.
El móvil de Diana. El registro de las llamadas entrantes y salientes del teléfono de la chica puede acabar aportando muchas claves. Esa noche de verbena, penúltima jornada de las fiestas locales de A Pobra, Diana salió con dos amigas de las que se despidió antes de las dos y media. Su madre la llamó a las 1.21 horas, dice que para preguntarle si quería que fuese a buscarla. La chica, según el mismo relato, le contestó que no hacía falta, que regresaba enseguida a la urbanización. En teoría, Diana tenía poca batería y a la mañana siguiente, cuando su madre presentó la denuncia por su desaparición, el aparato ya no daba señal. Hasta ahora se creía que su última conexión había sido a las 2.43, el momento en que envía unos whatsapps aparentemente alarmantes a un amigo. Pero ahora hay constancia de que volvió a utilizar su terminal media hora más tarde.
El hallazgo del DNI. El DNI apareció en un bolso de Diana, dentro del chalé adosado en el que veranea con su madre y su hermana, el pasado fin de semana. A pesar de que la Guardia Civil ya había inspeccionado su dormitorio, el carné no se localizó al principio. También existen dudas acerca de una prenda de ropa con la que supuestamente había salido aquella noche y que aparece recogida en la descripción física difundida tras su desaparición. La prenda estaba en casa. La familia añade que la chica no llevaba tarjetas de crédito y cree que salió únicamente con 20 euros en metálico.
La falsa alarma del último WhatsApp a un amigo. La Guardia Civil resta ahora importancia a los whatsapps enviados por Diana entre las 2.40 y las 2.43 de la madrugada del lunes. En ellos, la veraneante contaba a un amigo de Madrid que se estaba "acojonando" porque un hombre la "llamaba" por la calle. El hombre le decía, según ella, "morena, ven aquí". El supuesto perseguidor fue localizado gracias a los testimonios de otras chicas de A Pobra, que declararon ante los investigadores que esa noche de fiesta habían sufrido el acoso de un individuo moreno, alto y con un tatuaje. Un hombre acompañado de otros dos que se dirigía a las mujeres en los mismos términos: "Ven aquí, morena". El sospechoso quedó descartado después de reconocer ante los agentes que tiene por costumbre meterse de esa forma con las muchachas y negar su implicación en la desaparición de la joven. Además, ahora se sabe que, aunque Diana nunca respondió al siguiente whatsapp que le mandaba su interlocutor, sí siguió dando señales de vida por el móvil.
La disputa doméstica. La Guardia Civil tuvo que saber por testimonios de otros vecinos de A Pobra que el jueves de la semana anterior a la desaparición de Diana se produjo una riña muy fuerte entre ella, su hermana y su madre. Tras la discusión, estas dos últimas acudieron en busca de asistencia médica al centro de salud. Esta escena descrita por varias personas, y la supuesta advertencia de la chica de que se marcharía de casa, respaldan una de las hipótesis que a estas alturas siguen en pie, la de una presunta desaparición voluntaria de Diana Quer, una ausencia temporal que, por alguna causa, luego se truncó y algo le impidió regresar. Pero su familia lo ha negado siempre. Reconocen la bronca familiar pero le quitan entidad. La madre declara que su hija estaba apegada a ella y era muy dependiente del hogar.
El camino sin huellas. No se ha hallado ningún rastro de violencia, ningún elemento, nada material, que dé pistas de lo que pudo pasar en la madrugada del lunes 22. No se descarta todavía que la chica llegase a su casa antes de desaparecer, ni que cuando volvía a su domicilio de verano algo la hiciese regresar al pueblo. Entre la explanada en la que se celebraba la fiesta de O Carme dos Pincheiros y su chalé en el lugar de O Xobre-Cabío hay solo dos kilómetros. Un testigo aseguró ya el primer día que la vio delante de una pizzería situada al final del paseo marítimo, a 1.100 metros de su casa y en el itinerario más razonable para llegar a ella. Serían, aproximadamente, las 2.30 horas. Ahora, otros testimonios la ubican horas más tarde de nuevo en el centro. Una persona dice habérsela topado incluso al amanecer pero vestida con otra ropa.
Rastreo por tierra, mar y aire. Los rastreos fueron aparentemente tibios durante la primera semana. Existía la sospecha de que Diana Quer no se encontraba en A Pobra. La Guardia Civil solo empleó un perro adiestrado en seguir el rastro de personas vivas y rechazó en un principio la colaboración del Ayuntamiento, que ofrecía el despliegue de miembros de la policía local y Protección Civil. Pero ahora algo ha cambiado. Desde el domingo, se han empleado en la búsqueda de la chica (o de pistas que lleven a ella) un helicóptero y una barcaza de la Guardia Civil, y ayer se sumó en la búsqueda por la ría la Infantería de Marina. Hoy los agentes han pedido voluntarios, vecinos que se presten a echar una mano para organizar el despliegue en los montes de la zona que se descartó la semana pasada.
Las entrevistas a sus amigos de Pozuelo. Además de la información telefónica, las principales pistas que han movido a los investigadores en una u otra dirección son las declaraciones prestadas ante la Guardia Civil por vecinos de A Pobra y amigos de la chica. Fuera de Galicia, los agentes entrevistaron a su círculo de amistades. Diana Quer, residente en Pozuelo de Alarcón, probaba a abrirse paso como modelo mientras estudiaba bachillerato en un centro de Boadilla del Monte. En estas localidades madrileñas tenía a casi todos sus amigos. En A Pobra llevaba veraneando 15 años con su familia; desde hace unos cuatro años, tras el divorcio de sus padres, solo con su madre y su hermana. Este verano pasó unos días en Ibiza con su progenitor, y luego regresó como siempre a A Pobra, donde se había apuntado en una autoescuela e intentaba este mes aprobar las pruebas del carné de conducir.
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