Cómics raros y vermut con sifón

1. Café Pavón. Acabo de dar una charla allí dentro del ciclo Aperitivos Cinzano con… Ya conocía el sitio. Está al lado del teatro Pavón, es ideal para tomar algo antes de entrar a una sesión. Me gusta su decoración popular, el artesonado del techo y sus dibujos en el ventanal. Tradicional y moderno a la vez. Perfecto para la hora del vermut (Calle de Embajadores, 9).

2. Teatro Pavón. Tienen programación muy variada, pero sobre todo teatro clásico, y está genial que mantengan eso. Me encanta dónde está ubicado, en pleno centro de Madrid, rodeado de mucho ambiente y sitios con solera para tomar algo (Calle de Embajadores, 9).

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3. Traficantes de Sueños. En esta librería tienen obras de ficción, pero también ensayos, filosofía y mucha literatura feminista. Y esto último es algo importante tal y como están las cosas hoy en día. Me gusta que sea una librería pequeña de barrio, como las de antes, en las que puedes pasar largos ratos hojeando y pidiendo recomendación a los dependientes (Calle Duque de Alba, 13).

4. La China Mandarina. Que no lleve a equivocación: no es un restaurante chino. Tienen desayunos sencillos y típicos, aunque yo siempre pido lo mismo con el café: su tortilla de patatas. El lugar es amplio, con una decoración muy currada, igual que el menú, que suele incluir merluza, fideos salteados o ensalada de aguacate, nada del otro mundo, pero siempre muy bien hecho. Por eso me encanta ir a comer entre semana. También voy a escribir por las tardes, cuando me comen las paredes en casa (Plaza de Cascorro, 17).

5. La Piola. Es la cafetería por excelencia. Marina, la dueña, tira el café como nadie. También es un garito por las noches, puedes tomar un mojito o un gin-tonic fresquito en verano (Calle del León, 9).

6. El Molar. Cafetería, tienda de discos y librería en la que tienen mucho cómics, no los típicos de superhéroes de Marvel o DC, sino otros de autores independientes, que son los que a mí me gustan. Tienen una selección que casa mucho con lo que yo suelo leer: cosas muy raras (Calle de la Ruda, 19).

7. Plazuela de la Costanilla de San Andrés. Mi película la montábamos cerca de ahí, y solíamos ir a comer a alguna de sus cuatro terrazas, que íbamos alternando. Para mí ya es algo sentimental, allí pasábamos las sobremesas hablando de la película... También de la vida. Es un lugar lleno de recuerdos bonitos.

8. Lakari Kala. Una tienda de muebles vintage que crean los propios dueños, que son muy jóvenes y tienen grandes ideas. Me he hecho uno a medida. Perfecta si quieres tener algo en casa que no tenga nadie más (Calle de la Palma, 20).

9. Cines Golem. Su cartelera es muy underground, y enfrente tienes la librería Ocho y Medio, especializada en cine. La única pega es que no dejan meter palomitas. Aunque eso me viene bien, porque a veces, cuando me pego sesiones continuas, no puedo para de comerlas y me empacho (Calle Martín de los Heros, 14).

10. Teatro Lara. Me gusta su lado social, porque la programación de la Sala Off se integra con las otras obras, más comerciales, y con eso logran que el teatro alternativo se mantenga y tenga visibilidad, que no se quede en los márgenes (Calle Corredera Baja de San Pablo, 15).