Torrelodones ya no está partida en dos

El pasado 5 de julio, la obra de construcción del paso subterráneo que unirá ambas orillas de Torrelodones, al fin caló: desde una orilla se podía ver la otra. Los concejales de Vecinos por Torrelodones aplaudieron y corrieron a meter un enanito de jardín entre los muros aún en construcción como una forma de celebrar un éxito que ha tardado catorce años en ver la luz. “Se nos dan mal los canapés así que lo del enanito nos pareció la mejor idea”, dice Santiago Fernández Muñoz, concejal de Urbanismo de la alcaldía. En un mes, los primeros coches empezaran a circular entre ambas orillas del municipio del norte de Madrid.

Vecinos por Torrelodones llegó al Gobierno en 2011, tras liderar una revuelta vecinal contra el plan del anterior alcalde, Carlos Galbeño, que tenía intención de construir 1.200 viviendas en una zona de 128 hectáreas con encinas y de alto valor ambiental (la denominada Área Homogénea Norte). “Cuando llegamos al Gobierno, comprobamos que el paso inferior que debía estar construido desde 2007, no existía”, cuenta Fernández Muñoz. “El paso estaba vinculado a la construcción del Área Homogénea Sur, donde está el centro comercial Espacio Torrelodones”.

El paso debía estar hecho antes de que se diera la licencia de construcción del centro comercial y de las viviendas nuevas que se hicieron, pero nunca sucedió. “Nada más llegar a la alcaldía reclamamos a las promotoras la construcción del paso inferior o que aportaran el dinero para hacerlo como tenían que haber hecho. Por algún motivo, el gobierno anterior, con Carlos Galbeño en cabeza, pasó por encima de eso”.

El equipo de Vecinos por Torrelodones bloqueó la construcción de las viviendas, se reunió con todos los promotores y les exigió el pago pendiente. “Después de tres años y medio conseguimos que gran parte de ellos pagaran y el Ayuntamiento asumió la construcción”, cuentan desde el equipo municipal. “Al equipo de Galbeño se le había olvidado también que tenía que encargar un estudio de impacto ambiental y cuya tramitación ha llevado un año y medio. Finalmente licitamos, y al hacerlo se ha abaratado el precio [4.700.000 euros] y no hemos tenido que aportar dinero”.

La construcción del paso ha sido “una pesadilla integral”, en palabras de Fernández Muñoz. “Es una obra en una carretera por la que pasan 120.000 coches al día y el ministerio de Fomento es muy exigente”, añade.

En estos momentos solo queda la parte final del paso y asfaltarlo. En el plazo de un mes, calcula Fernández Muñoz, estará funcionando. “Es un orgullo”, dice. “Es fruto de mucho tiempo de trabajo, de lograr que los promotores se hicieran cargo de los comprosmisos adquiridos. Lo teníamos muy claro y atacamos mucho al PP antes de llegar a la alcaldía porque no lo hacía. Ahora estamos deseando ver cruzar a los coches de una zona a otra en lugar de tener que conducir muchos más kilómetros”.