Cuentos y clásicos

No es una versión de la obra cumbre de Cervantes, pero se inspira en los arquetipos que representan Quijote y Sancho, la ensoñación y lo mundano. Quijote, el vértigo de Sancho (sábado, Teatros del Canal) es una obra sin palabras protagonizada por dos actrices y una trapecista. El espectáculo de la compañía Markeliñe está recomendado para espectadores a partir de siete años.

De la tradición narrativa rusa se extrae el argumento de La liebre y la zorra (sábado, Centro Cultural Pilar Miró), una obra que combina teatro y sombras, de Pilpira Teatro. Una zorra en apuros pide cobijo a una liebre. Cuando la liebre sale de su casa para buscar la cena con que agasajar a su huésped, la zorra se adueña de ella. La fábula habla del arrojo para recuperar lo perdido.

Con títeres, sin palabras y haciendo referencia a temas tan actuales como la especulación del suelo, Noone’s Land (sábado, Teatro Pradillo), de la prestigiosa compañía griega Merlin Puppet Theatre, habla de un espantapájaros que quiere ampliar su horizonte vital más allá de estar anclado en el solar que habita.

De comedia poética sobre la vida y el amor puede calificarse la obra El árbol de mi vida (sábado, LaZonaKubik), de Pata Teatro. Recomendada para público de seis años en adelante, habla de un hombre y una mujer que se enamoran y forman una familia, desde su primer encuentro hasta el final de sus días.

Los bebés cuentan con dos opciones esta semana. Flots, tout ce qui brille voit (Olas, todo lo que brilla puede ver), de la compañía canadiense Le Théâtre des Confettis, recomendada a partir de 18 meses. Se puede ver hoy en Teatros del Canal y se compone de escenas relacionadas con el mar. La segunda opción, 30 elefantes bajo un paraguas, de La petita malumaluga (sábado y domingo, Teatro Fernán Gómez), habla con sensibilidad de esperanzas, sueños y recuerdos.