Sosiego y sabiduría popular
El quinteto granadino muestra la mejor cara de sus integrantes reinventando el gracejo meridional casi en un nuevo género
Formulaciones como la de Grupo de Expertos Solynieve engrandecen, ya desde su mismo nombre estrafalario, el viejo concepto rockero de “banda paralela”. La figura central de Jota impregna la personalidad del quinteto, pero el viernes, en la Joy Eslava, pudimos disfrutar de su versión más dulcificada y espontánea. Mientras Los Planetas fascinan e irritan a partes casi iguales, el Grupo extrae lo mejor del cantante murmurador y palía sus vicios más desquiciantes. El principal, esa querencia tan suya a cantar bajito y como entre dientes: esta vez hubo ocasión de disfrutar de las letras sin traérselas aprendidas desde casa.
El milagro puede que sea atribuible a la bicefalia con Manuel Ferrón, que obliga a empastar mínimamente las voces y dejarles un margen de respiro frente a las espléndidas guitarras de Víctor Lapido, un tipo que sabe enturbiar los ambientes sin hacerlos irrespirables. La personalidad de la banda se desentraña a partir de sus versiones: el folk-rock americano de The Byrds, la iconoclasia de Battiato y la maravillosa candidez de Vainica Doble. Rock, gracejo, sosiego interior y sabiduría popular confluyen en Déjame vivir con alegría casi como si nos encontrásemos ante un nuevo género.
Ese desparpajo contenido y a veces sardónico (Una muerte lenta, La reina de Inglaterra) constituye la mejor baza de este aparente divertimento ocasional. El Grupo reformula y redime a sus artífices, incluso aunque Ferrón maltrate sin piedad la escala cromática occidental en No te olvidaré y Jota, incapaz de quedarse atrás en estas lides, presente minutos después con Mexicana su candidatura al momento más desafinado de la noche. Pero las limitaciones y el desaliño encuentran su contrapeso en esos deliciosos fandangos heterodoxos (Estoy vivo de milagro), la euforia colectiva de Claro y meridiano y, sobre todo, la emoción sostenida y creciente en Tú, misionero de Dios. Solynieve se convierten así en los mejores embajadores alternativos de la España meridional.
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