En la línea de flotación
Hay individuos que han venido a este mundo a forrarse
Los secretos son como la madera, tienden a flotar. Por más que alguien intente hundirlos a mucha profundidad, tarde o temprano acaban por salir a la superficie. Esto es una premisa narrativa que maneja cualquier novelista sin necesidad de ser Premio Nobel. También existe un principio científico fundamental relacionado con el asunto. Lo expuso por primera vez un tal Arquímedes cuando descubrió que un cuerpo sumergido en un líquido, recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen del fluido que desaloja. Cualquier chaval de instituto conoce esta ley física incuestionable que, sin embargo, muchos políticos ignoran.
Hay individuos que han venido a este mundo a forrarse. En ese proceso existen distintos niveles. Unos entierran la basura, como Ángel Fenoll, por ejemplo. Otros recalifican terrenos como Enrique Ortiz, luego están los que se encargan de allanarles el camino desde el Ayuntamiento a cambio de favores, como el ex concejal socialista Ángel Franco, suspendido recientemente de militancia, o Sonia Castedo, la alcaldesa de Alicante, que ahí sigue. Más arriba se encuentran los que fabrican las coartadas jurídicas para justificar sus tropelías. En general son gente con un olfato especial para establecer determinadas asociaciones delictivas sin tener ni idea del Principio de Arquímedes. Pero las leyes físicas a diferencia de las del código penal, se cumplen siempre, sin excepción. En el patio del colegio o en el patio de la cárcel. Los informes policiales sobre el caso Brugal y el caso Rabassa son buena prueba de ello, para quien eche de menos las novelas de Dashiell Hammett.
A falta de voluntad política y de una legislación eficaz contra la corrupción, en este país ha tenido que entrar en juego la fuerza de la gravedad. Es lo que ocurrió con las tarjetas opacas de Caja Madrid. Una denuncia anónima; un juez capaz de jugarse la carrera y entrar en los correos del presidente de la entidad como un misil de crucero; un equipo de policías profesionales que saben hacer bien su trabajo; unos periodistas que las cazan al vuelo y destapan el caso; y de pronto, el cuerpo sumergido sale a la superficie. Miles de tarjetas negras flotando en las aguas residuales de un país expoliado, agotado y muy cabreado.
Hoy sabemos al detalle en qué han sido gastados los 22.000 millones de dinero público empleados para rescatar Caja Madrid. Tres partidos políticos de ámbito nacional (PP, PSOE e IU) dos sindicatos (CC OO y UGT) y un consejero de la casa del rey están pringados en la marea negra.
Ya que no podemos confiar en la Justicia para sacar a los lobos (o a los lobbies) del limbo legal en el que habitan es bueno contar con la Física aplicada. Sus leyes no prescriben y además pueden tener la facultad de conseguir por sí mismas una sentencia firme que hasta ahora ni los jueces ni los políticos han sido capaces de dictar. Arquímedes debía de saberlo cuando formuló su principio universal. Por eso saltó de la bañera y salió desnudo por las calles de Siracusa gritando: Eureka.
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