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FERIA DE FALLAS

Solitaria oreja para el debutante Cristian Climent

Excelente novillada de El Torreón, propiedad de César Rincón, con varios novillos de juego notable

Álvaro Lorenzo, durante la faena al quinto novillo.
Álvaro Lorenzo, durante la faena al quinto novillo.MANUEL BRUQUE (EFE)

La novillada de El Torreón, propiedad de César Rincón, fue un lujo. Por fuera y por dentro. Lustrosa; de líneas armónicas. Tan buen envoltorio encerraba un regalo impagable para tres principiantes. Ninguno de los seis novillos dijo no a la muleta. Del primero al último, fueron incondicionales colaboradores para la causa. Incluso el sexto, que hizo un guiño de manso, fue novillo para crear y recrearse. Paradojas: todos se fueron al desolladero con las orejas puestas menos el último, que perdió una en el camino. ¿Ocasión perdida para los novilleros? Según quién y cómo se mire.

El lote de Posada de Maravillas fue de notable rendimiento. El primero, que se soltó en varas y al que hicieron entrar hasta cuatro veces al caballo, tuvo aire del bueno en la muleta. Pareció un punto descompuesto en ciertos trances, más por la violencia del muletazo que por condición propia. Pero tuvo recorrido, fortaleza y hasta fijeza. Posada, poco reposado y siempre a prudente distancia, lo toreó con muchas prisas. No a velocidad de vértigo, pero sí con las revoluciones pasadas de ritmo. También faltó limpieza y sobraron gestos de galería. Lo mejor, la estocada. Del encuentro salió rodado el buen novillo. El primero de los buenos novillos que seguirían después.

TORREÓN / POSADA, LORENZO, CLIMENT

Novillos de El Torreón. De impecable presencia y de excelente juego en su conjunto. Cumplidores en varas. El cuarto fue ovacionado en el arrastre.

Posada de Maravilla. Estocada sin puntilla (vuelta al ruedo); pinchazo hondo que basta (saludos).

Álvaro Lorenzo. Tres pinchazos y media algo atravesada (saludos); pinchazo –aviso- y cuatro descabellos (saludos).

Cristian Climent. –Aviso- pinchazo y estocada -2º aviso- (saludos); entera baja (oreja).

Plaza de Valencia, 11 de marzo. 3ª de Fallas. Menos de media.

El cuarto, un precioso colorado que arrancó una ovación de salida, puntuó con nota alta. Fue poco en el primer tercio, dos entradas y dos puyazos más señalados que aplicados, pero fue mucho en el tercio final. Tuvo una cálida embestida por los dos pitones. Ni un mal gesto. Ni una mirada a destiempo. Se rindió a la muleta de Posada sin condiciones. Si era bueno por el lado derecho, resultaba superior por el izquierdo. Novillo para consagrarse. Posada se asentó más que en el anterior. La faena tuvo más forma; más estética y pantalla que fondo. Rapidito y muchos pasos perdidos entre pase y pase. Ya con la faena casi vencida, vino lo mejor. Una seria con la izquierda, ligada y otra final, también por el mismo lado, con los pies juntos con denominación de origen: marca casa Posada.

En el segundo de la tarde hubo un quite de Climent y la réplica de Lorenzo, siempre por verónicas, que fue como una tarjeta de presentación de ambos. Buen estilo en los dos. Noble y obediente el de El Torreón y muy dispuesto Álvaro Lorenzo. Con tendencia a bajar mucho la mano, Lorenzo dominó y condujo la voluntad del novillo casi a su antojo. Buen concepto de torero y tanta obsesión por bajar la mano, que en dos ocasiones fue desarmado, una por cada lado. Con el novillo dando señales de tener la gasolina en la reserva y ya pasito a pasito, Lorenzo alivió los muletazos. Pena que no anduviera fino con la espada.

Otro buen novillo fue el quinto, uno más, aunque algo más remiso. Lorenzo repitió táctica y volvió a caer en la trampa: un desarme nada más comenzar la faena. Visto lo cual rectificó, que es de sabios. Bien enganchado el novillo, las series lucían y el novillo salía bien toreado. Lorenzo perdió la noción del tiempo y se alargó. La parte final, fue casi un asedio del novillero al novillo, que ya avisó con pararse. Muy de cerca, demasiado, la faena se desangró sola por larga. El descabello acabó por nublar la buena impresión dada por Lorenzo.

Una sorpresa Cristian Climent, debutante con picadores. Ya en aquél quite al segundo de la tarde presentó credenciales. Luego, también le hizo un quite al quinto: de frente por detrás, muy ajustado. Las buenas maneras de Climent ya no fueron ningún secreto a poco de muletear al segundo. Una serie con la derecha abierto el compás, lanzaron la faena. Un poco remolón el novillo, rindió honores al buen concepto de Climent. Puesta la muleta en la izquierda, los pases tuvieron cadencia y clase. El conjunto fue de torero de tener el toreo metido en la cabeza. Tan metido en faena estaba Climent, que se le fue el santo el cielo y perdió la noción del tiempo. Llegó un aviso antes de entrar a matar, luego otro. Y el tercero tampoco estaba lejos.

El sexto tuvo la mancha de mansear en la muleta. Pero novillo noble también. La faena empezó en terrenos del ocho y acabó en el dos. Media plaza recorrieron novillo y novillero. Entre tanto una muy buena serie de entrada tras el tanteo inicial, cargando la suerte y empapando de muleta al noble astado. Con la muleta siempre por delante, Lorenzo mantuvo la atención del novillo que a la mínima despedía la vista distraído. No se le fue la faena ni el novillo de las manos al torero, que mandó siempre a su voluntad. En un exceso de confianza perdió la muleta, no fue un desarme al uso, y se vio perseguido hasta las tablas. Eso y la estocada baja que recetó, bajaron la puntuación de una notable labor. Pero, al fin, se cortó una oreja. Debieron cortarse más.

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