Desmontando a Ciscar

Aún recuerdo a Esther Pastor, secretaria autonómica de Organización, Coordinación y Relaciones Institucionales de la Presidencia de la Generalitat, subrayándome de forma insistente que la llegada de Rafael Sánchez Pellejero a la subsecretaría de Presidencia, de la que había sido apartado Jesús Marí, era una “imposición” de Alberto Fabra. El mensaje de Pastor era meridiano: “Manda el president, que ha apartado a un hombre de la confianza del vicepresidente José Ciscar para colocar a uno de los suyos”. La nueva ama de llaves del Palau ni siquiera se molestó en disimular la crisis que se abría entre Fabra y Ciscar. Al contrario, quiso que quedara bien clara: manda el president.

Y tanto que manda. Ahí queda para la historia su decisión personal e intransferible de cerrar Ràdio Televisió Valenciana y mandar a 1.700 personas al paro. Y ahora la destitución de los antiguos responsables de comunicación del área de Presidencia, Paula Meseguer y José Santamans, a quienes ha sustituido por la exdirectora de Canal 9 y exconsejera de Cultura, Lola Johnson, y por la exsubdirectora de Comunicación y Marketing de la cadena, Maite Fernández. Con esta operación, Pastor amplía su área de influencia en Presidencia a costa de José Ciscar y Fabra dispone de más margen de maniobra para acometer algún ajuste fino que, sin duda, será a costa de su actual vicepresidente.

La historia se repite, falta por ver si a la tragedia del pasado se suma otra mayor porque en esta tierra queda ya muy poco espacio para la comedia. Lola Johnson, una experta en manipulación informativa, como demostró hasta el hartazgo en Canal 9 en la época más triste de Francisco Camps, mediocre consejera de Cultura y regular portavoz del Consell, regresa para diseñar la comunicación de Fabra. Un primer paso antes de recuperar el cargo que ya tuviera en Presidencia: la portavocía, que dejaría de estar en manos del vicepresidente Ciscar quien, según todos los indicios, empieza a estar cansado de apagar los fuegos que le enciende el tándem Fabra-Pastor y pretende dedicar más tiempo a reorganizar el PP en la provincia de Alicante, que buena falta le hace.

La oposición ha visto en Johnson el regreso del campismo. En realidad vuelve el PP de toda la vida. No en balde la exdirectora de Canal 9 milita desde su más tierna adolescencia entre las filas populares y es berroqueña en sus convicciones. No hay lugar para los tibios en la batalla que Fabra pretende dar para ser el candidato de su partido en las autonómicas de 2015 y para recuperar los votos suficientes de un electorado popular cada vez más desafecto. Johnson es un soldado de la más fiel infantería popular y estará donde la manden, aún a costa de un desgaste personal y profesional que pocos se atreverían a asumir. En la doble batalla que Fabra va a embarcarse necesita a personas como la exdirectora de Canal 9. Con la misma mano de hierro que manipuló los informativos de la televisión pública, Johnson dirigirá desde Presidencia la comunicación del Gobierno valenciano y la del PP.

La presencia de Johnson en los despachos del Palau de la Generalitat consolida, aparentemente, la sociedad interna entre Alberto Fabra y Serafín Castellano para mayor preocupación del vicepresidente José Ciscar. Es lo que se ve sobre el escenario. Pero qué pasaría si la realidad fuera otra, que el vicepresidente simula que le empujan, cuando en realidad es él quien está dando un paso atrás. ¡Ah! Cuánta simulación hay en la política.