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ROCK | the pastels
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El murmullo ‘indie’

La banda presenta su disco 'Slow summits' y pone fin a un paréntesis de 16 años

En la metrópoli de la municipalidad siesa, el Teatro Lara se ha propuesto convertirnos en involuntarios animales nocturnos, con independencia de lo que indiquen la lógica o los despertadores. El “esperado concierto” de anoche de los Pastels abrazó el tópico en su literalidad: hubo que esperar hasta las 23.40 para que escuchásemos los primeros compases de los escoceses. Con el agravante previo de ese telonero peculiar, Giogio Bassmatti, que nos cantó su largo día viajando en tren desde San Sebastián y exhibió un sentido del humor que no pareció divertir a nadie.

El caso es que terminamos viendo a Stephen McRobbie y Katrina Mitchell, que es de lo que se trataba. Y, bien pensado, todo el concierto acabó convirtiéndose en una metáfora de la demora: el notable Slow summits que ayer presentaban pone fin a un paréntesis de 16 años desde Illumination (1997). Un tiempo que les ha servido para asear su sonido en estudio, pero no paliar las carencias del directo.

The Pastels son pioneros en la inagotable cantera de Glasgow y su concepto del sosiego les permite recurrir con encanto a algún tema instrumental y hermanar esa Escocia pastoral de flautas y trompetas con el tamiz eléctrico de la ciudad. El problema —puede que la frustración— surge al comprobar que McRobbie es tan buen autor como cantante mediocre, más dado al murmullo atonal que a cualquier práctica homologable con la entonación. Y tampoco Mitchell eleva demasiado el nivel, aunque al menos suele ajustarse a las viejas escalas melódicas.

Puede que sin The Pastels no hubiésemos llegado a luminarias escocesas como Belle & Sebastian o Aberfeldy, pero la excelencia de estos contrasta con el desaliño de nuestros fugaces visitantes de anoche (64 minutos). Algunos de los nuevos temas, desde Come to the dance a, sobre todo, Check my heart, serían espléndidos con algún vocalista mediano. Y el debate no estriba en ser más o menos indie, sino en exigir una mínima destreza interpretativa.

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